Zapata 21: Cátedra Pablo Sandoval, la memoria del poder

Para Martín Hernández Hernández, para todos los que no necesitaron del poder para recordar.

I
El Honorable Consejo Universitario de la UAGro aprobó recientemente la creación de la cátedra Pablo Sandoval Ramírez, para desarrollarse en la Escuela de Derecho, plantel Acapulco. La medida se tomó a propuesta de la familia del líder universitario y popular fallecido hace 19 años. Se aprobó su creación, pero no se propuso ningún programa de estudios al respecto. La discusión está abierta y deseo abrirla públicamente con este ensayo.

El de la pluma fue el primero en proponer esta cátedra a partir de la muerte del doctor Rosalío Wences Reza, en el año 2006. Dije entonces que construir una estatua del ex rector, como se propuso que se hiciera, en la Unidad de Estudios de Posgrado e Investigación (UEPI), era una forma bastante limitada de honrar su memoria. Afirmé que en los casos de universitarios destacados lo que procede es homenajearlos en la academia, no en la historia de bronce o alguna variante del registro popular de la historia; el doctor Wences tiene un corrido que le compuso el profesor Eloy Cisneros Guillén. Rematé mi ensayo de entonces afirmando que la UAGro debía instituir las cátedras Rosalío Wences Reza y Pablo Sandoval Ramírez; la primera con énfasis en los Derechos Humanos, la trinchera donde libró sus últimos combates el ex rector, y la segunda priorizando el movimiento nacional universitario y sindical. La estatua que honra la memoria del doctor Wences Reza se construyó en la UEPI y el maestro Sandoval Ramírez tiene un busto en la avenida Universidad, construido en el tiempo en que era alcalde de Acapulco Alberto López Rosas, su compañero en la cámara de diputados en 1997.

II

Una vez que el Consejo Universitario aprobó la creación de una cátedra hay que analizar cuáles serían los temas de la misma. Damos por hecho que la historia personal del maestro Sandoval Ramírez no da para una cátedra universitaria. Durante dieciocho años fui orador en los homenajes que se le rindieron en Guerrero; algunos en Acapulco, otros en Petatlán. En las casi dos décadas que tuve la encomienda, en cada ocasión redacté un ensayo que expuse en el acto y después publiqué en alguna revista o diario. Eran otros tiempos, nos reuníamos un grupo pequeño de amigos y compañeros del maestro; los hijos del maestro Sandoval no tenían el poder de ahora. Eran artículos de coyuntura y para redactarlos me imaginaba la actitud que hubiera tenido el profesor Sandoval en determinado problema contemporáneo. La única vez que no tuve tiempo de escribir el ensayo (porque me invitaron al acto un día antes) leí unos párrafos de mi novela ‘La noche de los lagartos’, de la cual el maestro Sandoval es uno de los protagonistas estelares.

Advirtiendo la limitación de una cátedra en honor al maestro Sandoval que se ocupe de SU VIDA Y SU OBRA, hay que proponer un temario que sea tomado en cuenta en el programa de esa materia. ¿En qué movimientos sociales participó el homenajeado que puedan resultar de interés histórico y académico? Propongo tres: las formaciones políticas mexicanas de izquierda, sobre todo la historia del Partido Comunista Mexicano; otra vertiente sería la historia por la presentación con vida de los desaparecidos políticos y una más las luchas universitarias y populares para reconocer a los trabajadores universitarios como sujetos laborales; es decir, la lucha por reconocer estos derechos y contra los intentos de someter a los trabajadores universitarios a un régimen de excepción, como el que quiso encuadrarlos en el Apartado B de la ley laboral vigente hace cuarenta años.

III

La historia de la propuesta de esta cátedra, su aprobación y puesta en práctica demuestran palmariamente la influencia del individuo en las interpretaciones de su tiempo. El currículum personal del homenajeado y sus aportes a la academia son insuficientes para la elaboración de planes y programas de estudio con esos temas específicos. Los que durante 19 años asistimos al homenaje nos sabemos de memoria las anécdotas sobre su militancia, su precocidad y su carácter.

Recordamos el relato infantil del niño de seis años que fue castigado en una escuela primaria de San Pedro de las Colonias, Coahuila, por corregir a su maestra que afirmó que Vicente Guerrero había nacido en Tuxtla Gutiérrez. ‘No maestra, Vicente Guerrero nació en Tixtla, Guerrero; lo sé porque también yo nací en ese lugar’. La afirmación del niño le valió un castigo por indisciplina. Quien haya asistido a dos o más homenajes sabemos más o menos lo que van a decir Pablo Amílcar, Irma Eréndira, Netzai y John Ackerman.

IV

En la primera frase de su obra ‘El libro de la risa y el olvido’, ambigua, memorable, evocativa y fina, el escritor Milán Kundera resumió magistralmente de qué se trata el ejercicio de evocar el pasado.

‘La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido’, dijo, y abrió la más transcendente polémica en cuanto al objeto de la historia, qué recordar, cómo recordar, como distinguir la paja de lo trascendente y de qué manera las interpretaciones contemporáneas que aluden al pasado terminan contaminando el hecho histórico y contribuyendo a ampliar o restringir lo concretamente recordado.

La memoria de Pablo Sandoval Ramírez es un constructo histórico de su familia. Diez días después de su partida, el doctor Pablo Sandoval Cruz organizó junto con sus alumnos y compañeros de la Preparatoria 7, una ofrenda de muertos con versos y calaveras que recordaban al maestro. Al año siguiente, comenzó la tradición de realizar un homenaje. Siempre fueron extramuros de la universidad; la mayoría de ellos en Acapulco y otros en Petatlán, promovidos y organizados por el compañero Martín Hernández Hernández, alumno del profesor universitario. En todos esos eventos estuve presente y leí un ensayo que en los días siguientes publicaba.

Después de andar errante, hoy la memoria de Pablo Sandoval Ramírez regresa a los claustros universitarios por la puerta grande gracias al tesón de su familia y sus amigos, que nunca se cansaron de recordarlo.

V

Hablemos de otros dos que merecen una cátedra: los doctores Ascencio Villegas Arrison y Rosalío Wences Reza. Es evidente que la contribución ACADÉMICA de estos dos personajes es, con mucho, superior a la que pudo realizar el maestro Sandoval Ramírez. Villegas Arrison fundó el Instituto de Enfermedades Tropicales, institución de mucho prestigio, que ha contribuido a traer a Guerrero a muchos investigadores de prestigio internacional, cubanos, sobre todo.

El doctor Rosalío Wences Reza fue tres veces rector de la UAGro, sus contribuciones al avance académico de la institución y su protagonismo en las luchas universitarias y sindicales de los años 70’ del siglo pasado son incuestionables. En la academia fue muy productivo; aunque no era un buen escritor dirigió equipos multidisciplinarios, creo instituciones como la UEPI y fue pionero en temas de avanzada como la globalización económica, los estudios sobre la Cuenca del Pacífico y los Derechos Humanos. Participó activamente en la lucha por la presentación de los desaparecidos políticos y tendió una gran red de protección a favor de sus familiares y de los que huían por diferentes partes del país y el extranjero.

VI

¿Qué distingue a estos dos universitarios de Pablo Sandoval Ramírez? Que Sandoval tuvo una familia y algunos alumnos que fueron fieles a su memoria y que nunca dejaron de recordarlo y homenajearlo. La inmensa mayoría de miembros del Instituto de Enfermedades Tropicales recuerdan con cariño y respeto al doctor Villegas Arrison, pero no se preocuparon por preservar su memoria en alguna cátedra universitaria. Lo mismo ocurre con el doctor Wences Reza; Reynaldo Wences, el hijo de su esposa belga, trabaja en Alemania y Singapur como ejecutivo de la Phillips, su hija Isabel está adscrita a la Unidad de Estudios de Postgrado e Investigación; Ernesto, el hijo que tuvo con Amparo Martínez, murió de cáncer hace dos años y su hermana Mariana Wences Martínez trabaja en la ciudad de México. Con la doctora Laura Sampedro Rosas no tuvo hijos.

Una gran masa de trabajadores universitarios lo son gracias a Rosalío Wences Reza. Cuando se trataba de contratar a un buen académico lo hacía al margen de formalismos, a sabiendas que esa contratación iba a ser benéfica para la institución. Gracias a él muchos académicos sudamericanos, canadienses y españoles llegaron a trabajar a la UAGro y a contribuir grandemente a abrir el horizonte existencial de generaciones de universitarios que de otra manera nunca hubieran superado una visión provinciana de la vida y la academia. Lo mismo ocurrió con perseguidos políticos y sobrevivientes de la guerra sucia que encontraron en los claustros universitarios una forma digna de superar sus dolorosas derrotas personales, políticas y militares. Todo ello contribuyó a hacer una verdadera universidad, cuya definición por antonomasia es la universalidad, la asunción de las más diversas corrientes del pensamiento y la garantía para que se desarrollen en el marco de la libertad de cátedra.

El tesón de la familia de Pablo Sandoval Ramírez logró reinsertar su memoria en la institución y que una cátedra lleve su nombre. Es evidente que ese avance se logra por el poder que ahora tienen sus vástagos: Irma Eréndira como secretaria de la Función Pública y Pablo Amílcar como delegado del gobierno federal en Guerero. Por eso, un acto que hasta hace dos años era un evento casi íntimo, hoy se llevó a cabo en el auditorio de la Escuela de Medicina, que se llenó a reventar. Estamos ante la constatación de que los hechos contemporáneos contaminan e influyen en el hecho histórico que pretendemos recordar; si los hijos de Sandoval no tuvieran poder, en sus homenajes estaríamos un puñado de amigos, compañeros y alumnos: los mismos de siempre.

Es necesario pensar en las otras cátedras que le faltan a la UAGro para honrar la memoria de los que se fueron dejando huella profunda en la política y la academia. Ni la memoria del doctor Villegas Arrison ni la de Rosalío Wences Reza necesita correlaciones de fuerza para trascender. Sólo se requiere que tengan un poco de respeto y vergüenza aquellos que gracias a ellos trabajan, que viven de instituciones formadas, defendidas y enaltecidas por ellos y por el esfuerzo de hombres y mujeres anónimos de los cuales nadie se acuerda.

CORREO CHUAN

El correo chuan trae noticias de la historia y la academia. Dice también el chuan que la profesora Graciela Guinto Palacios es digna recipiendaria de la medalla al mérito civil en la modalidad de Literatura, Juan Ruíz de Alarcón. La recibió el pasado domingo de manos del gobernador Astudillo Flores; por ello los coyuquenses estamos de plácemes y orgullosos de nuestro paisanaje.
Marcos Efrén Parra Gómez rindió su primer informe de gobierno en el municipio de Taxco. En él destacó la deuda que por 170 millones de pesos dejó la anterior administración taxqueña. Marcos Parra pronunció la frase junto al gobernador Astudillo y frente al anterior presidente Omar Jalil Flores Majul. No le tembló la voz al munícipe panista y dijo que la prioridad de su gobierno fue detener el crecimiento de la deuda y arreglar el desbarajuste administrativo que encontró en el Ayuntamiento. Marcos Parra es presidente de Taxco por segunda vez, gobernó bien el municipio en aquella ocasión y regresa a la tarea después de ser diputado federal, delegado federal de Economía, de SEDESOL, del IMSS y contralor del Tribunal Superior de Justicia. Llamó la atención un estribillo que pronunció con mucho énfasis a lo largo de su discurso: ‘hagamos historia con futuro’; es una afortunada mención al tiempo que crítica de la consigna ‘juntos hagamos historia’, de MORENA. Cada vez que concluía la mención de una serie de avances dijo: ‘eso es hacer historia con futuro’. El gobernador estuvo muy atento a su discurso y a ratos tardó mirando al orador y escuchando su informe; al final pronunció un breve discurso donde expresó su solidaridad y acompañamiento a los taxqueños, reconoció su amistad con el presidente municipal y los tiempos en que coincidieron en el trabajo político (como diputados federales en una ocasión). Fue un buen acto que logró reunir a mucha clase política y a todos los ex alcaldes taxqueños que viven. No hay que perderle la pista a Marcos Parra, que sin duda tiene futuro político.

Regresó el programa Café de Nadie, que inventó Misael Habana de los Santos en RTG y que ahora estará los domingos por la tarde-noche en el canal 76 de IZZI. Agradezco la invitación de SurTV para participar como panelista y espero toda clase de recriminaciones, debate y discusión de altura. A propósito, redacté veinte calaveras a políticos, amigas y amigos. Ya pasó el tiempo de publicarlas; tal vez sólo suba a este muro las tres que dije en ese programa de televisión.

Estoy redactando las últimas líneas de este ensayo cuando me entero que Felipe Galván Rodríguez (dos veces Premio Nacional de Teatro, Premio Casa de las Américas, dramaturgo, ensayista, novelista y autor de ‘Soñar con lagartos’, obra de teatro basada en mi novela histórica ‘La noche de los lagartos’) trabaja en una novela biográfica de Efraín Bermúdez Rivera, otro universitario que merece ser recordado por sus aportes a la lucha política y sindical de hace medio siglo. En estos días Felipe se encuentra en El Bajío, recabando información y escribiendo el guión de la novela; conociendo su profesionalismo y la calidad de su obra no dudamos que será un libro valioso para la historia de la izquierda y de Guerrero.

El correo chuan viene muy cargado, fue una semana intensa en que regresamos a la casa del ingeniero Mesa Andraca que le da nombre a esta columna. Zapata 21 es hoy un museo universitario; recorrí sus habitaciones, admiré su acervo y observé la fuente frente a la cual platicamos muchas veces con el dueño de la casa. Era 27 de octubre y no pude evitar que me embargara una nostalgia húmeda por el tiempo y la vida que pasan. También era nuestro cumpleaños y lo celebramos con un grupo de amigos que hicieron la fiesta. Gracias a todos los que se tomaron un tiempo para expresarme sus congratulaciones y muestras de afecto. Zapata 21 es una dirección de recuerdos.
E-mail: correochuan@hotmail.com

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