La reforma al Poder Judicial Federal, atrocidad e inminente tiranía, contra la democracia y el Estado de Derecho: Ernesto Zedillo, ex Presidente de México

El Presidente de México de 1994 al 2000, Ernesto Zedillo Ponce de León. Imagen ilustrativa: EZPL.

*Ello, al inaugurar la conferencia anual, de la Asociación Internacional de Abogados (IBA)

José Manuel Reyes Camero

Como una atrocidad que enterrará a la democracia mexicana y convertirá en una tiranía, lo que de su frágil Estado de Derecho quede, críticamente describió Ernesto Zedillo Ponce de León, ex Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, a la reforma al Poder Judicial de la Federación, en lunes 16 de septiembre del 2024.

Invitado a dar el discurso inaugural de la conferencia anual de la Asociación Internacional de Abogados (International Bar Association, IBA), sostuvo que la reforma judicial se aprobó, gracias al regalo escandaloso de la sobrerrepresentación al partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y a la obscena forma en que, a cambio de impunidad para su familia, el partido en el poder negoció el voto de Miguel Ángel Yunes Márquez.

Que –agregó–, de las campañas de Morena e incluso del crimen organizado, dependerá la elección de jueces, lo que de sus promotores políticos los hará dependientes y que incluso no servirá –resaltó–, porque su intención es simplemente arrasar con el Poder Judicial Federal, como entidad independiente y profesional y transformarlo en un servidor, de quienes detentan y concentran el poder político.

Aclaró Zedillo –miembro del Partido Revolucionario Institucional–, que su regla de autocensura rompía y ponía en pausa –después de 24 años de haber dejado la Presidencia de México, para no comentar públicamente los asuntos políticos del país–, por una muy triste razón: la aprobación por parte del Congreso de la Unión y la mayoría de las legislaturas de los estados, de una reforma que destruirá al Poder Judicial.Durante casi la mitad de su exposición en español y simultáneamente traducida en una pantalla al inglés –quien de 1994 al 2000 gobernó al país–, defendió la reforma al Poder Judicial, que propuso cinco días después de haber asumido la Presidencia, que permitió a la Suprema Corte de Justicia de la Nación dejar de servir al Ejecutivo y, después, una reforma electoral, que convirtió a México en una verdadera democracia.

Ahora –explicó–, la frustración del Presidente de no contar con una Corte sumisa, ha evolucionado hasta transformarse en una brutal venganza: la destrucción de la independencia e integridad del Poder Judicial, para que esté al servicio de la fuerza política en el poder.

Para el ex mandatario, la reforma, junto con la ampliación del catálogo de delitos que prisión preventiva oficiosa ameritan, no sólo conducirán a la devastación del Poder Judicial Federal y la abolición de otras instituciones estatales autónomas –muy importantes para la transparencia, rendición de cuentas y otras áreas cruciales para el desarrollo del país–, sino a que en un gobierno demasiado poderoso, derivarán medidas para combatir cualquier disidencia, como la autorización a fiscales, para encarcelar personas dizque preventivamente. Podrán ser pisoteados, todos los principios esenciales del Estado de Derecho –remató el exmandatario.

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