Desde la noche electoral, Donald Trump se perfilaba, como el Presidente de Estados Unidos

El candidato presidencial republicano, Donald J. Trump, durante un acto político celebrado en Grand Rapids, Michigan, en martes 5 de noviembre del 2024. Foto: DJT.

*A sellar nuestra frontera y hacer grande otra vez a America –se comprometió

*Los republicanos recuperan el control del Senado, después de 4 años de control demócrata

*Según encuestas de salida de las casillas, el mayor apoyo latino obtuvo Trump, que cualquier candidato presidencial republicano en los últimos 50 años

*Un gran esfuerzo en meses, habían hecho operadores de Trump, para sembrar dudas sobre la imparcialidad de la elección, al denunciar supuestos fraudes (como en 2020)

José Manuel Reyes Camero

Como el próximo presidente de los Estados Unidos, se perfilaba el republicano Donald J. Trump. Aunque en las primeras horas del miércoles 6 de noviembre del 2024, resultados finales no había, todo indicaba que se habían cerrado las rutas, para una victoria posible de Kamala Harris y, mientras anunciaron los demócratas por la noche, que no harían más comentarios, por festejar estaba el republicano, con sus seguidores en Florida. Para proclamar su victoria, los resultados finales, no esperó Donald Trump.

Que, del más grande movimiento político de todos los tiempos, un triunfo fue éste, declaró ante sus seguidores. Agregó: Vamos a curar a nuestro país, a ayudar a componer nuestra frontera, a sellarla y hacer America grande de nuevo.

Tres de los siete estados bisagras ganó el candidato republicano, Pensilvania, Carolina del Norte y Georgia.

El modelo de pronóstico del New York Times, el cual no siempre ha sido acertado, mostraba la probabilidad de 95 por ciento, de que al concluir la noche, Trump sería el próximo presidente. Previamente señalaron los asesores de Kamala Harris, candidata demócrata, que los márgenes seguían muy estrechos y que hacia el triunfo, una ruta tiene aún ella.

En Washington, Distrito de Columbia, poco después de la medianoche del martes 5, el copresidente de la campaña de Harris, Cedric Richmond, había declarado que aún tenemos votos por contar y estados que no han sido definidos. Para asegurar que sea contado cada voto, que sea expresada cada voz, luchando esta noche continuaremos. Aunque el conteo incompleto favorecía a Trump en esos estados, las boletas de quienes en ausencia y de manera anticipada votaron, históricamente han favorecido a los demócratas y en un día o dos, podrían tardar los resultados finales.

La mayoría han ganado los republicanos y con ello recuperan el control del Senado, después de cuatro años de control demócrata. Quién en la Cámara baja tiene la mayoría, no se esperaba saber durante unos días.

Las primeras encuestas de la agencia Ap, a boca de casilla con 110 mil votantes, revelaron que quienes votaron por Kamala Harris, identificaron el futuro de la democracia en el país, como su motivación mayor, mientras que quienes por Donald Trump lo hicieron, consideraron como prioritarios temas la inflación y la migración; por la situación en la frontera con México, preocupación expresaron la mitad de ellos. Secundarios fueron otros temas, como los servicios de salud, medio ambiente y el derecho al aborto.

Revelan también, estas encuestas de salida de las casillas, que con 45 por ciento del sufragio latino y 53 del voto de los hombres latinos, entre los latinos el mayor nivel de apoyo obtuvo Trump, que cualquier candidato presidencial republicano en los últimos 50 años. En algunos estados claves como Michigan, de aún más altos niveles en este sector, gozó Trump.

A la medianoche, con sus respectivas familias y asesores se encontraban reunidos, en Washington Harris y en Florida Trump y ninguno de los dos, había salido a declarar algo a los medios ni a sus simpatizantes, que esperaban para festejarlos.

Durante ese martes 5 por la mañana, Harris –también vicepresidenta del país–, había visitado en Washington la sede del Partido Demócrata, para agradecerles su labor y animarles a continuar, con el último empujón a votantes, para que acudieran a sus casillas.

Harris, originaria de Oakland, California, hace semanas envió su voto remoto por correo desde esta capital y, durante el día de ayer, permaneció en la residencia oficial de la vicepresidencia, trasladándose desde ahí a la Universidad Howard, su alma mater, en donde por la noche, con su equipo y sus simpatizantes, esperaría los resultados.

El ex presidente, Trump y Melania, su esposa inmigrante, depositaron sus votos en una casilla en Palm Beach, Florida, cerca de su mansión/club Mar-a-Lago, en donde permaneció en espera de los resultados.

En comentarios hechos al votar, confianza en su triunfo expresó Trump, ya que –dijo– estaba recibiendo informes, de alta participación en zonas republicanas del país.

A pregunta expresa, de si dispuesto estaba a aceptar los resultados –a comprometerse a esta regla básica de una contienda, ha evitado–, respondió que sí, si la elección era imparcial –e imparcial ha sido hasta ahora. Sin embargo, un magno esfuerzo nacional habían lanzado los operadores de Trump desde hace meses, para sembrar dudas sobre la imparcialidad de la elección, al denunciar supuestos fraudes electorales, como en 2020 lo hicieron.

Esta vez, mucho más organizado estuvo el esfuerzo, que el del marginal grupo pequeño, que impulsó la falsedad, de que Trump había ganado la elección en 2020. El Washington Post, reportó que en 2024, un ejército organizado es ahora ese movimiento, promovido y nutrido ampliamente, por una ideología que en las bases republicanas prevalece. De este movimiento, un gran impulsor es el multimillonario Elon Musk, quien para denunciar supuestos fraudes, su plataforma cibernética X ya estaba usando.

Autoridades en Washington y en otras partes del país, sus preocupaciones habían expresado también, por amenazas de violencia en el día electoral y durante las 11 semanas siguientes, cuando (se supone) tomaría posesión un presidente/a nuevo.

En el centro de esa capital, comercios colocaron escudos de madera sobre sus vitrinas y, alrededor de la Casa Blanca, mayor seguridad policiaca se desplegó, en caso de violencia. De hecho, se reportaron algunos incidentes de violencia aislados.

En Michigan, dos hombres fueron detenidos por enviar –según la policía– amenazas de violencia, en mensajes de redes sociales, mientras que en Nueva York, fue arrestado un político local electo, por irrumpir en una casilla.

En Washington fue detenido un hombre, al intentar ingresar con gasolina y encendedores, a edificios del Congreso.

Más tarde, en Arizona, Pensilvania y Georgia, se reportaron amenazas de bomba, que –aunque resultaron falsas– provocaron evacuaciones y demoras en casillas y centros de conteo, muchos, en zonas demócratas como Filadelfia y Atlanta.

Curioso fue –en otro ámbito–, que no se notó en las calles, el carácter de elección “existencial”, con el futuro de la democracia estadunidense en juego, que habían proclamado sus figuras culturales y políticas e intelectuales, analistas y expertos.

Durante una caminata larga por la ciudad de Nueva York –desde el West Village hasta Wall Street, pasando por edificios, plazas y planteles de universidades–, nada había –excepto en un par de escuelas, que servían de casillas, con presencia muy discreta– que indicara, que un acto político que determinará el futuro del país más poderoso del planeta, estaba sucediendo. Ni una manta, cartel, camiseta, gorro, calcomanía y menos, activistas animando la participación.

Por último, en esta elección nacional, todas las curules de la Cámara baja (435) y un tercio del Senado, también estuvieron en juego, pero para determinar cuál partido controlaría la Cámara de Representantes, no se esperaron resultados finales. (Con información internacional)

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