Suicidios e intentos de suicidio, por la desesperación del Covid-19

En tanto que por un lado científicos luchan por encontrar una cura y una vacuna en contra del Coronavirus, y por otro lado la población libra una lucha interna entre creer o no creer lo que a diario se publica sobre el tema, hay un sector que sufre altos grados de depresión y miedo a contagiarse y a ver cómo otros mueren por esta causa.

Quizá los detalles (narrados en redes sociales) sobre todo lo que sufre una víctima de esta nueva enfermedad antes de morir, ha sembrado en nosotros un terror a pasar por esta amarguísima experiencia.

El pasado 26 abril, por ejemplo, Lorna Breen, jefa de urgencias en el Hospital New York-Presbyterian Allen, en Manhattan, Estados Unidos de Norteamérica, se suicidó tras haber contado a sus familiares que no soportaba ver morir a tanta gente, y luego de haber estado muchos días luchando contra esta enfermedad.

No la mató el virus directamente, pero sí indirectamente, por ese estrés que ya no pudo soportar, de acuerdo a lo contado por sus allegados.

Aquí en México, un hombre que estaba internado desde el pasado 1° de mayo en el Hospital Regional Tula-Tepeji (HRTT), de la Secretaría de Salud de Hidalgo (SSH), ubicado en Tula de Allende, Hidalgo, se lanzó desde el tercer piso del edificio luego de que le confirmaron que estaba contagiado de Covid-19.

Al parecer, la insuficiencia respiratoria que padecía terminó por desesperarlo y tomó el camino más rápido hacia la muerte: el suicidio. Nadie sabe si iba a morir de Coronavirus, pero la causa finalmente fue la misma, aunque de manera indirecta.

En Ciudad de México, un joven de apenas 29 años de edad, Julio César Montalvo, intentó suicidarse lanzándose desde la azotea del hospital Enrique Cabrera, donde estaba internado, pero luego de media hora policías evitaron que lo hiciera.

No murió en el intento de suicidio, pero sí unos minutos después que lo reingresaron a su cama, por insuficiencia respiratoria, dijeron los médicos.

En Acapulco, el pasado 27 de abril, una mujer intentó arrojarse desde un edificio de dos pisos situado en la calle Vázquez Núñez de Balboa, del centro de la ciudad, pero también policías municipales lo evitaron.

Algunos dijeron que fue por la misma desesperación de la pandemia, otros dijeron que sufría de sus facultades mentales.

El mundo ya no es el mismo, definitivamente: antes nos atemorizaba saber si alguien moría por ejecución, por la violencia; ahora temblamos al saber que alguien fallece por Covid-19, sobre todo si está cerca de la colonia donde vivimos… o de la familia. 

Y si no morimos por la violencia o por el Coronavirus, ahora está la opción del suicidio, como ha estado sucediendo recientemente en el mundo, en el país, y en nuestra entidad guerrerense, por desgracia.

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