La advertencia de comunitarios al gobernador, Héctor Astudillo

 

* Pretenden irrumpir en Chilpancingo en la última semana de marzo, previa a las fechas en que se escenificará el Tianguis Turístico de Acapulco. 

En lo que se anuncia como una nueva escalada violenta, mandos comunitarios advirtieron que si el gobierno no pacifica Chilpancingo, entrarán a la capital guerrerense con 6 mil hombres armados “para combatir a la delincuencia”.

Durante una conferencia ofrecida por Humberto Moreno Catalán y Salvador Alanís Trujillo, dirigentes visibles del Frente Unido de Policías Comunitarios del Estado de Guerrero (FUPCEG), esta alianza de guardias comunitarias de la región centro-norte de Guerrero también lanzó un ultimátum a las corporaciones federales y estatales para que se abstengan de detenerlos, “porque nuestros elementos tienen orden de disparar”.

Como ya lo habían hecho antes, los mandos emplazaron particularmente al gobernador Héctor Astudillo Flores para combatir la violencia en la ciudad capital en un plazo perentorio de 30 días, contados a partir de la fecha del anuncio, el pasado 22 de febrero.

Terminado el plazo, dijeron, sus fuerzas comenzarán a moverse hacia la capital del estado, lo que de concretarse sucedería precisamente en los días previos al Tianguis Turístico de Acapulco.

A medio camino manifestaron su intención de entrar a “limpiar” la cabecera municipal de Leonardo Bravo, más conocida como Chichihualco, para terminar de expulsar las células delincuenciales que aún quedan en esa ciudad.

El pasado 22 de junio de 2018, durante una conferencia de prensa ofrecida en la cabecera municipal de Tlacotepec, el coordinador de la Policía Comunitaria de esa ciudad ubicada en lo alto de la Sierra Madre del Sur expresó textualmente: “Estamos hasta la madre, ponga orden señor gobernador o lo haremos nosotros”.

Humberto Moreno Catalán se refirió así a una severa crisis de seguridad en el corredor carretero sierreño que conduce a la vía México-Acapulco, sacudido por asaltos, robos, violaciones y secuestros que terminaron por causar desabasto de básicos y suspensión de servicios debido a que a Tlacotepec dejaron de subir los maestros, médicos, medicinas, camionetas de transporte y de mercancías, lo que causó una situación general de apuro en aquella ciudad.

Para entonces ya estaba en marcha un proyecto de alianza de guardias comunitarias de varios municipios de la zona centro-norte, que unieron fuerzas para combatir al crimen organizado que mantenía asoladas esas regiones. Los grupos comunitarios participantes de la alianza pertenecen a los municipios de Heliodoro Castillo (Tlacotepec), San Miguel Totolapan, Cuetzala del Progreso, Cocula, Iguala, Teloloapan, Apaxtla, Juan R. Escudero y Eduardo Neri, estos últimos colindantes con Chilpancingo.

Según la versión ofrecida por los mismos mandos comunitarios, el FUPCEG cuenta con un estado de fuerza de 9 mil 500 hombres en armas. Esa alianza se concretó el 4 de noviembre en el municipio de Apaxtla de Castrejón. El día 11 de noviembre, unos 3 mil comunitarios entraron a sangre y fuego a la comunidad de Filo de Caballo, en un choque armado que causó al menos 8 muertos, decenas de heridos y cientos de desplazados.

La “limpieza” ordenada por los mandos comunitarios se extendió a otras 8 comunidades aledañas a Filo de Caballo, lo que causó un total de 2 mil desplazados -entre hombres, mujeres y niños- que terminaron por refugiarse en la cabecera municipal Chichihualco.

Según la versión de Moreno Catalán y Alanís Trujillo, después de varios choques armados sus fuerzas “pacificaron” el corredor Tlacotepec-Filo de Caballo-Xochipala-Chichihualco-Casa Verde, que confluye en la vía federal México-Acapulco.

¿guerra de cárteles…?

Sin embargo, según fuentes de inteligencia consultadas, lo que está detrás de este conflicto armado es una disputa entre el Cártel Sierra Unida encabezado por el capo Onésimo “Necho” Marquina, y el Cártel del Sur que lidera Isaac Navarrete Celis, “El Señor de la I”, quienes mantenían el control de la producción de amapola en esa región de la Sierra Madre.

Tras los supuestos comunitarios del FUPCEG, cuya sede es Tlacotepec, estarían los intereses de Onésimo Marquina, mientras que a los grupos de resistencia ciudadana de Chichihualco los solventaría Navarrete Celis.

Los conflictos entre ambas formaciones criminales se acentuaron desde que en agosto de 2017 se derrumbó el precio de la goma de amapola, lo que dejó sin sustento a miles de familias productoras de la flor.

Luego de la batida de los comunitarios de Tlacotepec contra Filo de Caballo y comunidades aledañas, habrían logrado expulsar al grupo de Navarrete Celis, quien según las versiones se refugió en la ciudad capital Chilpancingo, a donde pretenden ahora trasladar el enfrentamiento.

En la capital guerrerense también operan los grupos criminales conocidos como “Los Rojos” y “Los Ardillos”, además de subgrupos y pequeñas bandas independientes que han convertido a Chilpancingo en un infierno.

Ambos líderes argumentaron que los ciudadanos de Tlacotepec que bajan a la capital del estado son “cazados” por los esbirros del crimen organizado, quienes asesinan a los oriundos de aquella ciudad serrana por el simple hecho de serlo, como el caso de dos jóvenes estudiantes recientemente ultimados en Chilpancingo.

También mencionaron como un probable objetivo a militantes de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), agrupación armada a la que hacen responsable de desapariciones, asesinatos y secuestros, especialmente a los grupos acantonados en Ocotito y Buenavista, corredor del municipio de Chilpancingo donde operan 350 comunitarios.

Es decir, la batida en Chilpancingo no sólo sería contra la delincuencia organizada sino también contra los comunitarios adheridos a la UPOEG, que según la versión de los mandos tienen nexos con el crimen.

¿O guerra de comunitarios?

El caso es que, de acuerdo con informaciones de dirigentes populares que pidieron el anonimato, detrás de esa alianza de supuestas guardias comunitarias conocida como FUPCEG existe un trasfondo oscuro relacionado con el control del corredor carretero Acapulco-Chilpancingo-Iguala.

Un caso lo ejemplifica: en 2015 Alanís Trujillo, uno de los principales mandos comunitarios del FUPCEG, quien por entonces vivía en Tierra Colorada, municipio de Juan R. Escudero, promovió la separación de la estructura local del Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana (SSJC) de la UPOEG.

Con la separación de los aproximadamente un mil 500 comunitarios de Tierra Colorada, Alanís Trujillo pasó a convertirse en el máximo jefe de la nueva organización, ahora con el nombre de Frente por la Unidad y la Seguridad del Estado de Guerrero (FUSDEG).

De inmediato entró en conflicto con otro grupo de comunitarios independientes que daban resguardo a comunidades situadas a la vera de la carretera, pero dentro del municipio de Acapulco. El dirigente ofreció parlamentar, sin armas de por medio, a este grupo de comunitarios de nueva creación liderados por Ignacio Policarpo Rodríguez, un reconocido líder popular de izquierda.

El encuentro se llevó a cabo el 6 de junio de 2015 en la comunidad de Xolapa, cercana al puerto de Acapulco. Lo que pasó después nadie lo sabe, pero el caso es que 16 comunitarios desarmados, incluyendo a Policarpo Rodríguez, fueron masacrados incluso con disparos de escopeta en la cara.

La matanza nunca fue esclarecida, pero para las organizaciones populares agrupadas en el Frente de Organizaciones Democráticas del Estado de Guerrero (FODEG), a la que pertenecía Policarpo Rodríguez, quedó en claro que fue ordenada por Salvador Alanís Trujillo, el mismo dirigente que ahora anuncia el ingreso de 6 mil hombres armados a la ciudad capital Chilpancingo.

Por otra parte, liderazgos de la UPOEG consultados consideran por lo menos sospechoso que esa organización armada -que parece contar con el mayor número de hombres armados en todo el estado de Guerrero- pretenda irrumpir en Chilpancingo en la última semana de marzo, previa a las fechas en que se escenificará el Tianguis Turístico de Acapulco.

“Si eso llega a ocurrir, sería un desastre no sólo para Acapulco como destino turístico, sino para todo el estado de Guerrero”, concluyó un dirigente.

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