A sus sueños de quinceañera los mató el VIH-Sida

* A los 15 años fue diagnosticada, y a los 22 sigue luchando por su vida * Da su testimonio para que jóvenes no caigan en el mismo error * Ha perdido más de 20 kilos y no puede salir a la calle * Depende de la ayuda solidaria de su hermana, de un activista y de gente caritativa

Estudiaba Preparatoria… recién cumplía 15 años, la edad de las ilusiones, dicen; la edad cuando muchos proyectos se vislumbraban en un futuro prometedor. Pero a Claudia Morales todos esos sueños se le volvieron una lamentable pesadilla: le diagnosticaron VIH-Sida y, desde entonces, la vida le cambió radicalmente; comenzó un calvario, un camino cuesta arriba.

Hoy Claudia tiene 22 años de edad; ya pasaron 7 años desde aquel diagnóstico que nadie quisiera cargar sobre sus hombros; desde entonces ha perdido, 10, 20, y más kilos… y lucha por recuperarse de esa segunda etapa de la enfermedad en la que hoy está para volver a la primera, antes de pasar a la tercera y llegar a la cuarta, que es la muerte.

Luce muy delgada, como si ya no tuviera de dónde bajar más de peso aún. Hoy depende de una alimentación adecuada y de sus medicinas para buscar revertir su delicada situación; recién cayó grave al hospital y parecía que no volvía… pero volvió.

Volvió porque tiene una familia que la ayuda, una hermana incondicional, Lucero, quien ha dejado parte de sus ocupaciones para atenderla; volvió porque tiene por quién vivir, por quién luchar: un hermoso hijo que juguetea a su lado sin alcanzar a identificar la gravedad del problema.

Lucero ya no trabaja; está al pendiente de que su hermana se tome las medicinas a tiempo y que no falte a sus citas; “nos dolió mucho cuando nos enteramos que tenía esta enfermedad”, dice con tristeza.

EL MENSAJE

Claudia nos abrió las puertas de su casa y de su corazón. Aceptó hablar con los medios de comunicación y mostrarse tal cual luce, porque quiere enviar el mensaje a los jóvenes que aún están sanos: que se cuiden, que se protejan, que sean responsables en su sexualidad, porque una vez que esta enfermedad llega, todo cambia… para mal.

Hoy Claudia sólo recuerda que estudiaba la Preparatoria cuando fue diagnosticada; hoy ya no puede salir a caminar a la calle por su delicado estado de salud, porque puede ser presa de alguna otra enfermedad debido a las nulas defensas que tiene su cuerpo.

Es decir, ya no puede, aunque quisiera, hacer su vida cotidiana.

Incluso, ha pensado en que la muerte es la única opción, ha pensado en dejar de luchar, pero sus familiares y amigos la impulsan a seguir con el tratamiento, a comer lo que le sugieren los médicos, y a tener conciencia de que su hijo la necesita.

SOLIDARIDAD

El integrante del colectivo Guerrero Diverso, Gabriel Soberanis, le da ánimos para seguir adelante; está al pendiente de su tratamiento, de su alimentación; recibe y transfiere apoyos para Claudia, quien vive actualmente en la casa de su abuelita.

La apoya en los trámites y le acompaña para recibir la medicina gratuita que le otorga la Secretaría de Salud estatal y el Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS), que es una unidad de salud que proporciona servicios para la prevención y atención especializada de pacientes con VIH e infecciones de transmisión sexual, de forma ambulatoria.

“Este tipo de unidades brinda el servicio de prevención y promoción como parte fundamental de sus funciones, además de otorgar apoyo psicológico y de trabajo social tanto a las personas afectadas como a sus familiares. Como parte de estos servicios se encuentra brindar acceso al tratamiento antirretroviral para todas las personas con VIH que no están cubiertos por regímenes de seguridad social”, describe el portal web del gobierno federal.

Gabriel Soberanis, quien también forma parte del Consejo Estatal para la Prevención y Control del VIH que preside Carlos de la Peña, secretario de Salud en la entidad, nos relató que Claudia, por las condiciones económicas precarias en que vive, se ha visto en la necesidad de requerir apoyo económico porque en esas condiciones no puede trabajar.

“Ni siquiera puede salir a caminar porque pondría en riesgo su salud, porque puede contraer una enfermedad oportunista al Sida” por las nulas defensas que tiene su organismo, explica.

Relató que esta semana Claudia se vio grave, por lo que tuvieron que ponerle un suero muy potente que la reanimó, “porque tenía más de una semana sin comer; ahora ya puede caminar; en redes sociales se ha solicitado ayuda de amigos” quienes han sido solidarios, dice.

Finalmente, el activista lamentó las altas cifras de contagios que hay en Acapulco con relación a otros municipios ya que, de los 8 mil casos que hay en Guerrero, 6 mil son de Acapulco “y se siguen detectando más casos”, concluyó.

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