Bajan ventas en Acapulco por Covid-19; ambulantes cierran la Costera

 

Foto: Raúl Sendic García Estrada

 

* Además, la cuarentena que se está auto imponiendo la población genera sicosis y compras de pánico: frijoles, papel de baño, gel antibacterial, alcohol, entre los más demandados

ACAPULCO, GRO.- Las medidas sugeridas por las autoridades de los tres órdenes de gobierno en el sentido de evitar lugares con aglomeración de personas, para evitar posibles contagios del Covid-19 (Coronavirus), comienza a cobrar las primeras víctimas en materia económica: los establecimientos donde se expenden alimentos y bebidas, así como los centros de diversión diurna y nocturna comenzaron a tener ventas a la baja.

Las noticias en el ámbito mundial, sobre el avance de esta pandemia y el aumento de número de casos positivos, así como de fallecimientos, han permeado en la actitud de los acapulqueños y han decidido quedarse en casa si no tienen urgencia de salir, sobre todo ahora que sus hijos están a punto de entrar al receso que durará al menos un mes.

Cafeterías con servicio de alimentación esta mañana lucieron semi vacías, con muy escasa actividad, tranquilidad sólo interrumpida por las conferencias de prensa que aún efectúan personajes de la vida pública en esos lugares.

La vida nocturna también resiente la medida precautoria tanto de acapulqueños como de visitantes, y las playas lucen vacías ante el llamado de la autoridad municipal de no asistir con el objeto de mantener la Fase 1 de la pandemia en nuestro país, que es en la que se puede detener su avance para no caer en crisis mayores como las que ocurren en Europa.

PROTESTAN PRESTADORES DE SERVICIOS

Como consecuencia de las primeras medidas preventivas que derivó en una baja de paseantes en la zona turística, vendedores ambulantes, masajistas y otros prestadores de servicios, esta mañana cerraron la Costera Miguel Alemán para pedir apoyos a los gobiernos municipal y estatal debido a que “vivimos al día con nuestro trabajo del diario y ahora no tenemos qué llevar de comer a la casa”, expresaron.

La medida surtió efecto, ya que más tarde fueron recibidos por autoridades municipales con el objeto de buscar la forma de apoyarlos durante la contingencia. Por otro lado, las compras de pánico ya comienzan a hacer estragos en la disposición de la canasta básica y de otros artículos, ya que alimentos como frijoles y arroz, así como enlatados, comienzan a escasearse en mercados y tiendas de autoservicio.

En las farmacias ya aparecen los letreros de “No hay gel antibacterial, mascarillas ni alcohol”, lo que complicaría la situación si se llegase a caer en Fase 2, pues quienes realmente necesiten usar artículos, que hoy se almacenan en pocos hogares, podrían quedar indefensos y en riesgo de contagiar a quienes aún estén sanos. 

El pánico de la población también podría generar la especulación de comerciantes, quienes podrían esconder mercancía que, más tarde, ante una cuarentena obligatoria, podrían vender sus productos a precios inalcanzables para la mayoría, lo que provocaría una mayor contracción económica.

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