Tributo a la nostalgia de la música retro en la reapertura de Cat’s Discotheque

* Desde la clásica esfera de espejos hasta los rayos láser estrenados en los años 80 en Acapulco. * Evocan cada dos semanas aquellas tardeadas del OUI Disco, Le Dome, Tiberios, entre otras.

Y al estilo de “¡Fuego en la pista!”, como dijera el gran locutor de la fiebre disco, Mario Vargas, se encendieron las tres clásicas esferas de espejos al centro de la pista y las múltiples luces multicolores, distribuidas a lo largo y ancho del salón, para dar paso a quienes volvieron para recordar aquellas tardeadas vividas en OUI Disco, Le Dome o Tiberios, entre muchas otras creadas en los años 70 y 80 del siglo pasado.

Cat’s Discotheque está de regreso con lo mejor de la música retro después de 35 años desde su inauguración, en 1984, año desde el cual pasó por muchos cambios de nombre, entre ellos el más recordado, Prince, que ha albergado a la juventud contemporánea en tardeadas que han sido protagonizadas con música de actualidad.

El Staff “¡Y que siga la fiesta!”, emulando al Club Súper Star que encabezó Noé Navarrete Alarcón para dar vida al OUI Disco, después al Jackie’O y por último al propio Cat’s, ha sido el encargado de revivir esta época de nostalgia para quienes ya andamos en los 40 o 50 años de edad.

REGRESO A LA DISCO

Desde la entrada en la alfombra verde, clásica también de aquellos memorables años, se siente el sabor retro; ya cómodamente instalados en el interior, uno mira para todos lados como para estar seguros que sí, el tiempo parece haberse detenido al escuchar a Donna Summer, Village People, Anita Ward, Gloria Gaynor, Sylvester o Diana Ross, entre otras muchas luminarias que dio Hollywood y la Gran Bretaña.

Y sí, parece que estamos viviendo las tardeadas del OUI Disco –uno de los antecedentes del Cat’s- porque igual vemos a una dama de las cuatro décadas, que a un caballero maduro bailando sobre las bocinas o tarimas ¡como auténticos pubertos ochenteros!, recordando sus mejores pasos o bien improvisando, inventando, como hacíamos en los 70, cuando no había videos en qué inspirarnos.

La pista se mantiene llena durante casi toda la noche; y es que si se trata de bailar sólo las canciones “buenas”, pues qué ondas, ¡todas están buenas!, y si acaso el cansancio nos obliga a sentarnos –porque no es lo mismo los Tres Mosqueteros que 40 años después-, ya camino a la mesa escuchamos que el DJ pone una de mis favoritas ¡y hay que regresar por una más!, pero me quedo por varias.

Pero no es necesario llegar hasta la pista para mover el esqueleto; algunos se paran a bailar desde el espacio donde están ubicadas sus mesas cuando escuchan las rolas de su preferencia; si la pareja no quiere bailar en este momento, qué importa, bailamos solos, como cuando lo hacíamos frente a los enormes espejos al grito de ¡arriba la Zapa!, ¡Arriba el Rena!, ¡Arriba Icacos! o ¡Arriba La Fábrica!, entre otros.

Y ya no somos aquellos adolecentes; algunos somos abuelos, bisabuelos, funcionarios de gobierno, profesores, empresarios serios, pero que al entrar a este lugar dejamos esas etiquetas allá afuera, porque aquí estorban, aquí sólo quiero bailar, porque “Amo la vida nocturna” (I love the night life), como decía la canción de Alicia Brigdes.

Regresó Cat’s Discotheque, regresó la música Disco y esperemos que para quedarse; que estas noches duren para siempre, porque no sólo acude gente que vivió aquellos grandes años, sino que llegan familias enteras con jovencitos que rondan los 20 años y que gustan de estos ritmos, los más bailados en todo el mundo.

La idea, de momento, es que cada dos sábados acudan los nostálgicos, como bien dijera –otra vez- don Mario Vargas: “haciéndole muecas a la psicosis; para deslizar el huarache en todas direcciones de la pista”, en Cat’s, que fue creado “para sensibilidades más allá del huevo tibio, para mentalidades un poco más allá de la órbita terrestre”.

Y como dijera Blanca Nieves: “¡Ya se armó la zapatiza! en Cat´s, ¡Y que siga la fiesta!”

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