El dolor de cabeza de tratar con grúas y corralones en Acapulco

* Nadie en su sano juicio quiere tener la experiencia del “servicio” que ofrecen; los costos desorbitantes, hasta ahorita, nadie los ha podido parar, ni sancionar

Erick Amaro Linares salió desde Nezahualcóyotl, Estado de México, conduciendo un camión de carga con destino a Acapulco; parecía un día normal en el que habría de cumplir con su trabajo para posteriormente regresar con el sustento a su familia. 

Tras ingresar al puerto, el transportista fue violentado, asaltado y despojado del vehículo marca Nissan tipo doble cabina. 

Tan sólo haber vivido esta amarga experiencia lo puso al borde de los nervios, según narra, pero esto era sólo el principio de un capitulo de algo cercano a una novela de terror.

Los hechos ocurrieron el pasado lunes 28 de julio, tras los cuales levantó la denuncia de rigor ante la Fiscalía Regional de Acapulco, la cual quedó plasmada en la carpeta de investigación número 12030260200477290621

Aún no repuesto del amargo trago por el susto y por la pérdida económica extra, el día jueves 1° de julio le fue notificado que la unidad móvil había sido localizada y que ya estaba en el corralón de la empresa con razón social “Grúas y Traslados de Acapulco SA de CV”.

Y aquí comenzó otro calvario: cómo recuperar la unidad.

El sentido común dice que, si la autoridad encuentra un auto reportado como robado, simplemente lo traslada y se lo entrega al dueño, una vez demostrado su propiedad. Pero el mundo no funciona así, sino al revés.

Tras haber padecido las agresiones propias de un asalto con violencia, Erick tuvo que hacer diversas gestiones ante la Fiscalía para poder liberar su vehículo, gestiones que le generaron cuantiosos gastos.

Una vez obtenido el oficio en el cual la Fiscalía ordena a la empresa de grúas la liberación de la unidad, entonces viene la conclusión perfecta de esta novela sacada de lo más negro de las narraciones de Agatha Christie.

EL ABUSO EN LOS COSTOS 

Cuando tuvo en sus manos el presupuesto de lo que habría que pagar por el servicio de “arrastre, custodia y pensión”, el contribuyente, aún herido de su bolsillo, supo que estaba en un grave problema.

Un cuarto de hoja tamaño carta, mal cortada por medio de dobleces, le fue entregado por el encargado de las grúas, en el que estaba escrito a mano, sin ningún protocolo legal, logotipo o membrete alguno: Subtotal: 12,300; IVA: 1,968.

El total a pagar era de 14 mil 268 pesos; los conceptos: uno o dos días de “hospedaje” y arrastre.

En realidad, lo que se gastó Erick en trámites y cargos sobrepasó los 50 mil pesos, informó más tarde en entrevista, en la cual se dijo decepcionado por el trato recibido en Acapulco por las autoridades de Guerrero.

COMPLICIDADES

Aquí termina su relato, pero no historia, porque Erick ahora no tendrá dinero para proveer a la familia por algunas semanas, porque ahora tiene que pagar el dinero que la autoridad le hizo gastar sin ningún tipo de sensibilidad por la víctima y que remató una empresa de grúas solapada en sus abusos.

¿En qué basan estas empresas que actúan con toda alevosía y arbitrariedad a la hora de calificar un servicio?

¿Es ésta la justicia que la Fiscalía ofrece a las víctimas de un robo y despojo a mano armada?

¿Y la reparación del daño?

¿Nadie puede meter al orden a las empresas grulleras?

Historias como ésta… o peores, se dan diariamente en Acapulco, para desgracia para quien sufre algún percance y su auto tiene que ser trasladado por estas abusivas empresas que, obviamente, actúan con esta impunidad porque tienen complicidades entre las autoridades.

Y alcaldes van y vienen; y siempre que alguien los cuestiona sobre el tema aseguran que acabarán con este tipo de abusos… pero nada sucede y, como van las cosas, ni sucederá.

¿Una exageración lo que aquí se manifiesta?

Pregunten a cualquiera que ha tenido una experiencia con las grúas, y quizá esta historia se quede corta.

 

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