El “nuevo PRI” que no alcanzó a nacer

* La elección de nuevo dirigente nacional del partido evidenció que nada ha cambiado *La renuncia de Ivonne Ortega al partido, muy mala señal para la salud del nonagenario achacoso *Nunca, como hoy, el meme clásico de “RIP” le queda como si fuera creado hoy, a su medida

No era la primera vez que el Partido Revolucionario Institucional se intentaba vender como el “nuevo PRI”; ya lo había hecho desde tiempos en que ganaba todas las elecciones en las que “participaba”.

El cinismo con que se conducía derivó en hartazgo de la sociedad mexicana en la primera gran derrota, en aquel mítico año 2000, cuando Vicente Fox se convierte en el primer no priísta en ganar la presidencia de la República.

El tricolor, vuelto oposición de la noche a la mañana, se reorganiza y manda la señal al electorado de que “aprendimos la lección” porque habían dejado de lado los postulados de la Revolución y se habían alejado de las causas populares.

Y anunciaron la llegada, ahora sí, de un nuevo PRI, idea que los ciudadanos creen y compran en 2012 en la figura de un candidato joven, apuesto y con peinado de “niño bien”, Enrique Peña Nieto, quien se convierte en presidente de México ante la nueva oportunidad que recibe el ya octagenario partido.

Pero el PRI, como el “perro que come huevo”, no aprendió la lección, y seis años más tarde entrega el poder a un Andrés Manuel López Obrador que en poco tiempo está demostrando en los hechos lo que es el cambio real, el gatopardismo a la inversa: cambiar para que nada siga igual.

ELECCIÓN CUESTIONADA

¿Y qué hace el PRI ante el inédito panorama de lidiar con una izquierda en el poder muy distinto a cuando el derechista PAN gobernaba?

Sin duda la lección sigue sin dar resultados. ¡El PRI no aprendió maldita la cosa!

El pasado domingo 11 de agosto el tricolor nacional tenía una oportunidad inmejorable de decirle al pueblo de México que realmente quería cambiar… que había comprendido lo que se espera de un partido con 90 años en el escenario político.

La elección de su nuevo dirigente nacional era el escenario perfecto para dar una muestra de democracia al interior, democracia ésta que podría mandar señales de confiabilidad al exterior rumbo a las elecciones constitucionales intermedias y recuperar presencia en el espectro político mexicano.

En lugar de eso, salieron a relucir los viejos vicios y viejas prácticas y cargadas institucionales, ¡como en los viejos tiempos!

Desde días antes se comenzó a filtrar información en las redes sociales que Alejandro Alito Moreno Cárdenas estaba siendo apoyado por priístas aún enquistados en el gobierno, los “dinosarios” que se niegan a extinguir aún en ese achacoso partido.

LA RENUNCIA

Se anticipó un rompimiento entre quien finalmente y cuestionadamente ganó, y la candidata que quedó en segundo lugar: Ivonne Aracelli Ortega Pacheco.

Este rompimiento no fue poca cosa, pues derivó en la renuncia al partido de Ortega Pacheco, lo que siembra más dudas entre el electorado priísta que podría no sentirse representado por Alito y que finalmente podría tomar caminos desconocidos.

Las razones, las explica la propia Ivonne al señalar que «durante la jornada electiva, vivimos uno de los episodios más vergonzosos del PRI y de los que se puedan recordar en el País; no cabe duda que se utilizaron las más viejas y perniciosas prácticas que han marcado negativamente al partido, las que han ameritado humillantes calificativos y el rechazo de los ciudadanos».

El panorama prevé una desbandada o éxodo de militantes que dejaría a un PRI, ya de por sí en caída libre, al que no podrá salvar ni la campaña en TV, prensa y redes sociales que intenta presentar a ese “nuevo PRI” que no alcanzó a nacer, porque se quedarán los mismos a administrar ese cascarón, otrora el partido del poder, para negociar seguramente migajas en su nuevo papel de partido satélite que parece ser su futuro cercano.

“Si entre los militantes del PRI prevalecen la trampa y la simulación, será impensable presentarse ante los mexicanos a pedir el voto en elecciones constitucionales», dice lapidaria la hoy ex priísta en su carta renuncia que lleva carácter de irrevocable pues, advierte, “no es necesario me requieran para una posterior ratificación”.

Las “prácticas arcaicas, mañosas e ilícitas” que denunció Ivonne Ortega tras la elección, sucedieron porque fueron permitidas y toleradas “por liderazgos y autoridades internas, que han convertido al PRI en un partido que ya no me representa”, escribió.

La mujer que aspiró a dirigir al PRI se va no sin antes reprochar a otra mujer, Claudia Ruiz Massieu Salinas, quien es aún la dirigente de ese partido, por no haber sabido conducir la elección o por permitir que ésta le pusiera el último clavo al ataúd del PRI, al que ahora sí le quedaría el clásico meme de RIP:

“Lamento que haya ocurrido dentro del periodo de la dirigencia que tú presides, ello te marca y se ha desperdiciado la oportunidad histórica de cambiar para bien del destino del partido”, concluye la misiva.

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