Coyunturas políticas: De aquí y de afuera contra reforma judicial

* ¡Gringos go home!

Rafael Solano

El Pleno del Consejo de la Judicatura Federal (CJF) avaló la suspensión de labores de trabajadores, jueces y magistrados del Poder Judicial de la Federación (PJF) en protesta contra la reforma judicial. Hasta donde se sabe del asunto, en una sesión privada, con cuatro votos a favor incluido el de la presidenta Norma Piña Hernández, la mayoría de consejeros consideró que la suspensión de labores es un derecho de las y los trabajadores.

“Este órgano colegiado ha refrendado el derecho de todas las personas trabajadoras del Poder Judicial de la Federación de manifestarse pacíficamente”, expone la circular 17/2024. La determinación del CJF también señala que, a partir del pasado 19 de agosto (cuando comenzó el paro de trabajadores) “no correrán plazos y términos en los juicios tramitados en los órganos jurisdiccionales federales y áreas administrativas”.

Es la primera vez que el Pleno del Consejo de la Judicatura Federal expresa su aval al paro de labores iniciado por trabajadores ante la reforma judicial que está por discutirse en la Cámara de Diputados, misma a la que acusan de atentar contra la independencia y carrera judicial.

En la entidad, Jueces y magistrados del Poder Judicial de la federación se sumaron al paro de labores tres días después de que iniciaran trabajadores de base y quedó paralizado todo el sistema de justicia federal; únicamente se mantendría guardias para atender casos urgentes.

Son 20 jueces y 18 magistrados de las ciudades de Iguala, Chilpancingo y Acapulco los que están en suspensión de labores en rechazo a la reforma propuesta por el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador que establece como principal lineamiento que los juzgadores sean electos por voto popular.

Durante una conferencia de prensa el magistrado Gerónimo Martínez destacó la importancia de este paro laboral qué busca mantener la independencia del poder judicial en México y evitar que los juzgadores estén supeditados a instrucciones que provengan del poder Ejecutivo, o aún peor de grupos de poder fáctico. Advirtió que la reforma en cuestión pone en riesgo no solo la independencia de los jueces, sino también la estabilidad del Estado de Derecho en el país. Esta reforma busca centralizar el poder, lo que podría afectar negativamente la justicia, las inversiones, la confianza en las instituciones y los derechos humanos, recalcó.

También se han integrado a la protesta empleados del Poder Judicial de Guerrero; obvio que no los respalda el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Raymundo Casarrubias Vázquez, por ser cercano al senador Félix Salgado Macedonio y la gobernadora Evelyn Salgado Pineda; el primero, en su gira de agradecimiento por su reelección, ha satanizado la protesta. Dijo en la colonia Juquila de Chilpancingo el viernes 23 que el paro de labores en el Poder Judicial es movido por magistrados que están manipulados por la mafia.

PROSIGUIENDO EN EL MISMO TEMA, el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, advirtió que la elección de jueces por voto popular que está prevista en la reforma judicial es un riesgo para la democracia y la relación comercial entre México y Estados Unidos; que el debate sobre la elección directa de jueces “amenaza la histórica relación comercial que hemos construido, la cual depende de la confianza de los inversionistas en el marco legal de México”. También afirmó que elecciones directas podrán hacer más fácil que los carteles y otros actores malignos se aprovechen de jueces inexpertos con motivaciones políticas.

¡Le llevó la contraria a López Obrador! Eso es motivo para una declaración de guerra. Por lo menos, en contra del embajador. El presidente de la república mexicana calificó en su conferencia matutina del jueves 22 de “desafortunada e imprudente” la crítica sobre la reforma judicial que hizo el diplomático estadounidense. “Ya se hizo una nota diplomática, un extrañamiento para la Embajada y se las vamos a entregar. Yo espero que esto no se repita”, agregaría.

Tuvo suerte Ken Salazar. El dictador que es protagonista de El otoño del patriarca (de las obras más jocosas de Gabriel García Márquez, Nobel colombiano) habría puesto al non grato personaje en una balsa en medio del mar con alimento para una semana. Y como dijeran los revolucionarios de la década de 1970: ¡Gringos a casa! ¡Antiimperialistas del mundo, uníos!

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