PRD, el sueño no logrado

El Partido de la Revolución Democrática (PRD) nació y creció, pero no alcanzó su pleno desarrollo, y lo peor, no se consolidó, no llegó a la meta final de todo instituto político con registro nacional: tener a un presidente de México extraído de sus filas.

El Sol Azteca es pues un sueño no logrado. Y ahora es una pesadilla para muchos.

La propuesta de ceder su registro para la creación de Futuro 21, una plataforma sin ideología política sino que nace con la intención de golpear al presidente, Andrés Manuel López Obrador, simplemente no es aceptada por los perredistas de cepa, de quienes han luchado por una mejor patria y que habían construido un partido para cristalizar esos sueños.

Como dice Martín Mora Aguirre, quien fue dirigente estatal del PRD de Guerrero de 2002 a 2005, no se está tomando en cuenta a toda esa gente que luchó por un ideal, que arriesgó su vida durante la conformación de un partido que representó entonces la esperanza de miles de mexicanos cansados de un gobierno -siempre priísta- que estaba llevando al país al desastre, con los más altos índices de corrupción en el mundo y la ampliación severa de la brecha entre la riqueza y la extrema pobreza.

Mora Aguirre reprocha que muera así un proyecto que con los años fue desviado de las causas que enarboló al principio, todo, por los intereses generados por el grupo de los ya tristemente célebres “Chuchos”, quienes hoy entregan las siglas perredistas para sumarse a un intento de reciclaje de personajes como el ex candidato presidencial Gabriel Quadri, o el ex rector de la UNAM José Narro Robles, o perredistas como Jesús Ortega.

En el ámbito nacional el PRD ya no tiene futuro, anticipa Mora Aguirre; en el ámbito local aplaude la intención del ex gobernador Ángel Aguirre Rivero de rescatarlo, pero ve muy difícil que se logre algo positivo.

Aunque sigue militando en el partido del cual fue fundador y que está a punto de desaparecer, el también ex presidente de Tlalchapa –región de Tierra Caliente- define así su papel en el ámbito político: sin pertenecer al partido Morena va a respaldar el proyecto nacional del presidente, Andrés Manuel López Obrador, porque cree en la Cuarta Transformación y en un mejor modelo de país, en donde se reivindique la lucha de las clases que, hasta el año pasado, eran aún las más desprotegidas de los gobiernos.

EXPERIENCIA PROPIA

Corría el año de 1989, el 5 de mayo para ser más exactos, cuando nace el PRD con la unificación de fuerzas de izquierda y la corriente democrática del PRI.

El PRD pasa enseguida a formar parte de la IS (Internacional Socialista) organización que agrupa a partidos socialdemócratas, socialistas y laboristas, fundada en Fráncfort, Alemania, en 1951

 

Por esos días caminaba frente al Zócalo de Acapulco y vi un módulo en donde se estaban registrando a militantes fundadores del PRD; sin pensarlo, me afilié y, orgulloso, llegué a mi casa a presumir mi credencial.

Eran tiempos de esperanza, de que por fin nacía un partido respaldado por gente valiosa, como Cuauhtémoc Cárdenas, ni más ni menos, como cabeza del movimiento, que daba la confianza de que realmente se buscaba un gobierno cercano a la gente y para la gente de a pie.

Vi cómo priístas se desprendían de su partido para sumarse al movimiento; en mi familia ocurrió, sobre todo cuando llegaba de la calle emocionado sobre el curso de las cosas; como reportero en activo, confiaban lo que les informaba “porque él está donde se genera la noticia” –decían- y poco a poco fueron sumándose, al menos, como simpatizantes.

En los albores del mítico año 2000 conocí a Martín Mora; ya había pasado más de una década de la fundación del PRD; en una ocasión, tras una charla que sostuvimos en las oficinas perredistas de Chilpancingo, y aprovechando que entonces no estaba escribiendo para medio alguno, me sumé al proyecto político que llevaría a María Guadalupe Eguiluz Bautista a convertirse en la primera mujer en ser presidenta de Tlalchapa (2002-2005), pero además en ser el primer personaje perredista en ocupar el cargo.

Sobra decir que la administración de Eguiluz Bautista significó un antes y un después en la historia de Tlalchapa, no sólo desde el punto de vista político, sino administrativo y en materia de obra pública, misma que creció y benefició como nunca antes había ocurrido.

Son esos casos raros que se dieron entre gobernantes emanados del PRD, de los pocos que dieron resultados que se recuerdan hasta el momento en el ámbito local.

En lo nacional, se dieron muchos triunfos: gubernaturas, diputaciones, senadurías. A la par, el poder iba corrompiendo las altas esferas del perredismo, en especial, con la conformación del grupo de “Los Chuchos” que terminaron por desviar al partido de sus ideales y lo entregaron a los gobiernos en turno. Esto se convirtió en negocio de unos cuantos.

Con el tiempo, figuras emblemáticas, como el propio Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, entre otros, se vieron prácticamente orillados a abandonar al PRD que ya era controlado por quienes lograron escaños, curules y gubernaturas amparados, incluso, en la sombra de estos personajes.

Lo peor de todo, la puntilla, es que el PRD se perdió, en la elección de 2018, la posibilidad de tener a un presidente de México, pero prefirió dar la espalda a López Obrador y aliarse con quien nunca debió hacerlo: el PAN, acción con la que aceleró su debacle, su caída al vacío.

El “hubiera” no existe, cierto, pero ahorita este partido estuviera en las nubes, fortalecido con la presencia y el cobijo de un presidente emanado de las fuerzas de izquierda, pero no, merced a las malas decisiones o al mercantilismo político de que fue víctima, ahora está en la lona.

Sí, es increíble que un partido que nació con tanta expectativa, con grandes personajes, con la legitimidad que da el pueblo que le dio el respaldo a manos llenas, hoy esté siendo vapuleado, ninguneado por personajes que tenían el encargo de cuidarlo y que ahora lo entregan para que haga el trabajo sucio de no dejar gobernar al presidente de México.

Lo dicho, el PRD, un sueño que no se logró. «¡Democracia ya, Patria para todos!», hoy es lo que pudo haber sido y no fue.

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