Los pírricos apoyos federales

* Los 60 mil pesos para reconstruir viviendas de damnificados no sirven ni para un muro

* En su cuarta visita a la entidad luego del paso del huracán, López Obrador aseveró que hay quienes están actuando como “buitres”

Rafael Solano

En anteriores tragedias causadas por la naturaleza, los gobiernos federales salieron al paso para mitigar los efectos del temporal y resarcir las pérdidas; en 1997, el huracán Paulina inmovilizó las actividades turísticas de Acapulco aproximadamente una semana, pero no pasó de ahí; en 2013, la combinación de la tormenta Ingrid y el huracán Manuel causaron destrucción en gran parte de Guerrero, pero tampoco pasó una semana para que se reestableciera la comunicación y las diversas actividades comerciales y turísticas.

Esta vez el huracán Otis pegó con mayor fuerza, aseguran los meteorólogos; los daños ocasionados fueron mayúsculos, pero, aunque hubieran sido leves, el gobierno federal no tendría recursos financieros para atender la contingencia porque desapareció el Fondo de Desastres Naturales, mejor conocido como Fonden. Esos recursos financieros, así como el de otros fondos o fideicomisos, se fueron a fortificar los programas de pensiones para ancianos o becas universales.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ofreció hasta 60 mil pesos de apoyo para reconstruir y en la mayoría de casos, volver a edificar las más de 322 mil viviendas dañadas, pero según el Grupo Qvick, construir una casa de interés social tendría un costo promedio por metro cuadrado de 6 mil 896 pesos con 55 centavos promedio y el precio por metro cuadrado de construcción de una casa de interés medio sería de 14 mil 583 pesos con 33 centavos, en tanto que para vivienda residencial aumenta a 23 mil 762 pesos con 37 centavos. Esos costos incluyen la mano de obra, lo único a descontar de los 60 mil pesos porque se planteó la autoconstrucción.

El dinero que darán a los damnificados apenas bastaría para un muro tres metros de largo por tres de altura. En este sentido, la ayuda máxima que ofrece el gobierno federal para restituir viviendas a los afectados por Otis no resuelvan en lo mínimo la demanda de vivienda de los miles de damnificados; la autoconstrucción supondría que habría un par de metros más disponibles porque se ahorraría en mano de obra.

Una vivienda de interés social tiene aproximadamente 60 metros cuadrados. Multiplicados por el costo promedio del metro cuadrado, incluyendo mano de obra, arroja una cantidad de 360 mil pesos.

Una casa de interés medio promedio, de 80 a 100 metros cuadrados, cuesta 480 mil pesos; en tanto, la vivienda de tipo residencial con un promedio de 300 metros cuadrados tiene costo de edificación de un millón 800 mil pesos.

El jueves 23 de noviembre en su más reciente visita al sitio más afectado por el embate del huracán de categoría 5 en donde solo estuvo con la gobernadora Evelyn Salgado Pineda e integrantes del gabinete federal, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció el inicio de entrega de recursos para limpieza y reconstrucción de 322 mil viviendas y pequeños negocios de personas que resultaron damnificadas en Acapulco y Coyuca de Benítez y les advirtió “a los malandros” que habrá suficiente seguridad para evitar que los beneficiarios sufran de algún robo o extorsión en la entrega de esos recursos.

La alusión fue a los saqueadores de tiendas departamentales, que se atribuyó en parte a que ni las autoridades municipales ni las estatales y tampoco las federales desplegaron a las fuerzas de seguridad para resguardar los locales comerciales hasta tres días después del embate de Otis que fue el 25 de octubre.

Ahí dijo la secretaria del Bienestar Ariadna Montiel que habrá un apoyo inicial de 8 mil pesos para casas y comercios de entre 35 y 60 mil pesos, dependiendo el daño de la vivienda y se hará en dos exhibiciones: la primera el 8 de diciembre y hasta el 21 y la segunda se va a realizar del 22 al 31 de diciembre.

López Obrador señaló que existe la necesidad de reconstruir y rehabilitar miles viviendas, pero “eso no lo podríamos hacer solos desde el gobierno o con las empresas constructoras. La reconstrucción se tiene que hacer con la participación de todos, con un sistema de autoconstrucción”.

Explicó que han pedido a empresarios que haya abasto de materiales de construcción “y que no haya abuso, que no vayan a aumentar de manera desmedida los precios” y reiteró el compromiso de entregar 250 mil paquetes de enseres domésticos, de los cuales se tenían disponibles 40 mil.

Salgado Pineda durante la visita presidencial afirmó que como “prioridad, estamos atendiendo a todas las familias de las víctimas de este huracán, que lamentablemente cobró la vida, según las cifras oficiales de la Fiscalía General del estado, de 50 personas”. En ese sentido, hay un “esfuerzo incansable para la localización de 30 personas que continúan en calidad de desaparecidas”.

Antes, el 16 de noviembre, advirtió la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde Luján, que la reconstrucción de Acapulco plantea la oportunidad de replantear el modelo de desarrollo urbano y social de la ciudad más grande de Guerrero.

Alcalde Luján habló para el Sistema Público de Radiodifusión del gobierno federal, Canal 14, donde detalló el Plan General de Reconstrucción y Apoyo a la Población Afectada de Acapulco y Coyuca de Benítez. Consideró es una “oportunidad de replantear el modelo de desarrollo urbano y social en Acapulco; hay que recordar que Acapulco es una de las zonas de mayor rezago y pobreza, contrastando con ser una zona turística, a su vez tiene un rezago gigantesco en servicios básicos, ya de por sí el acceso al agua era una problemática, como muchas otras problemáticas de drenaje, de basura, de un montón de cosas que históricamente no se habían venido atendiendo”.

Dijo que van a recibir los más de 250 mil hogares y pequeños comercios censados por la Secretaría del Bienestar que resultaron afectados “ocho mil pesos para limpieza y pintura si fue un daño más superficial; apoyos desde 35 hasta 60 mil pesos según el censo y los daños. La idea es que la gente pueda acceder a materiales de construcción con ventas justas y materiales baratos de cemento, varilla, block, puedan reconstruir viviendas”.

Aseveró que hay recursos suficientes para la reconstrucción de Acapulco y que “en este Plan que se presentó se está calculado en 65 mil millones de pesos y va a costar más, porque estamos hablando de primeras acciones; no hay límite de recursos”.

Sin embargo, el 3 de noviembre, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) estimó hasta en 300 mil millones de pesos el costo de la reconstrucción de Acapulco tras el devastador paso de Otis.

Es decir, es hasta cinco veces más que los 61 mil millones de pesos que estimó el gobierno federal y que en un desliz presidencial, aumentó a 100 mil millones de manera temporal, en el discurso; dinero que no será presupuesto especial para la reconstrucción sino de diversos programas sociales.

Como información adicional, tampoco el gobierno estatal tiene dinero para atender la contingencia. Una muestra fue la manifestación del martes 21 de noviembre, cuando jubilados de la Fiscalía General del Estado (FGE) y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) protestaron en la sede del Poder Ejecutivo para demandar el pago de dos meses de pensiones. También docentes afiliados al SUSPEG protestaron porque no les pagan el retroactivo correspondiente a nivelación salarial. Tampoco les dicen la causa del retraso.

Las aves de rapiña

El 14 de noviembre, en su cuarta visita a la entidad luego del paso del huracán, López Obrador aseveró que hay quienes están actuando como “buitres”. Señaló que en sus visitas a la zona de desastre, donde nadie lo vio y tampoco hay evidencia que haya estado, no se ha querido tomar fotografías porque “lo que quieren es el espectáculo”. Si va a Ciudad Renacimiento y avisa a la prensa “me van a ir ver muchos, porque me quieren como yo los quiero, el pueblo, pero me van a mandar 10, 20 provocadores, con la televisión; si no he ido por eso”.

Se quejó que en Televisión Azteca hicieron reportajes “y le abrieron el micrófono a gentes para que me mentaran la madre”. Agregó que no puedo exponerse porque “no es Andrés Manuel; si se tratara de Andrés Manuel, respondería yo como cuando estaba en la escuela, como cuando estaba estudiando en Tepetitán, cuando había algo y decíamos: ‘A la salida nos vemos’. No”.

Sostuvo que su obligación es “cuidar la investidura presidencial; no soy Andrés Manuel, soy el presidente y no puedo permitir que nadie me ningunee”. Afirmó que en Acapulco “buscaban, todavía lo estoy viendo, ¿saben qué buscaban?, (que hubiese) muchísimos muertos, porque son buitres; lamento mucho que sea temporada de zopilotes, no les importa la gente, es falso que les preocupe el dolor del pueblo, su único Dios es el dinero y querían muchísimos muertos”.

Luego se refirió a una nota de Quadratin Guerrero, donde se señaló que de acuerdo con funerarias de Acapulco, hay 350 muertos y lamentó que publiquen “cualquier cosa sin pruebas; es la máxima del hampa del periodismo: la calumnia cuando no mancha, tizna”.

Recalcó que Televisa y la cadena de MVS tendrán que “responder” por los 350 muertos; “no es un asunto conmigo, es un asunto con los televidentes, con los ciudadanos, es respeto a la gente. El periodismo, como la política, es un imperativo ético, no se puede mentir así” y afirmó que no se trata de un acto de “censura; nada más que haga la aclaración de dónde está la fuente, si es cierto o no”.

El presidente de la república, como ha sucedido en otras ocasiones, culpó de las críticas por la lenta ayuda a los damnificados a sus enemigos políticos.

Sin embargo, cuando trascendió la magnitud del impacto del huracán, al referirse al asunto en su conferencia de prensa matutina el 31 de octubre, López Obrador dijo que en la fase inicial de atención se busca “restablecer los servicios básicos, garantizar la seguridad, apoyar con alimentación, con agua y ahora viene todo el apoyo en recursos para las familias, lo que se les va a entregar como apoyo a damnificados y todas las medidas para empezar la rehabilitación y poner de pie a Acapulco, lo vamos a lograr pronto, muy pronto, porque se está avanzando bastante”.

Añadió que tiene “un sueño de levantar Acapulco lo más pronto posible y que vamos a convertir en realidad entre todos, que ya en la navidad las familias van a estar muy contentas en Acapulco, van a estar como lo merecen muy felices; ese es el compromiso. No va a haber amarga Navidad, no les va a faltar nada”.

A un mes del azote del huracán Otis, la desolación persiste en Acapulco. La ausencia del Ejecutivo federal ha distinguido este percance natural, que también ha generado adversos pronósticos acerca de la posibilidad que en corto plazo vuelva a ser el destino turístico preferido por el turismo nacional.

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