Una escuela de periodismo llamada Juan Cuevas

* Abrió el surco de la comunicación en la región de Tierra Caliente * Vivió la prensa caliente, pasó por el ófset e incursionó la era del periodismo digital * Dejó legado entre quienes hoy se ostentan como periodistas

Cada año se escucha en México el “2 de octubre no se olvida” y con ello se recuerda la matanza de estudiantes en Tlatelolco, en 1968, durante el gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz.

Para la familia de Juan Cuevas Román este día tendrá, a partir del pasado miércoles 2 de octubre de 2019, otro significado, igual o más doloroso, pues es la fecha en que el periodista dejó de existir en el Hospital Regional de Coyuca de Catalán.

El hombre, que durante muchos años se dedicó a difundir noticias en Guerrero y en México ese día se convirtió en noticia; noticia porque se trata de uno de los pocos íconos del periodismo en la región de la Tierra Caliente de Guerrero, Michoacán y Estado de México.

Juan Cuevas dejó huella no sólo como reportero y como empresario del periodismo, sino como una auténtica escuela en que se apoyaron muchos que hoy se ostentan como periodistas en la región y en otras partes del estado de Guerrero.

 

UNA VIDA DIFÍCIL

Las biografías son ingratas y hasta irreales, por incompletas. Siempre habrá una parte de la vida que pudo escribirse o destacarse y no se hizo.

Por eso en estas líneas, que tampoco son una semblanza al personaje, quiero escribir la experiencia que tuve como reportero bajo su mando.

Conocí a Juan Cuevas Román en los albores de la última década del Siglo XX. Antes, había trabajado por vez primera como reportero en el periódico El Mensajero de Tierra Caliente, que era interdiario y estaba dirigido por otro ícono que también ya se fue, Juan Duarte Domínguez.

Dos juanes, el primero, totalmente empírico que me dio la confianza de escribir aún sin tener experiencia como reportero; el segundo, con el que aprendí realmente conceptos que hasta hoy considero al escribir.

De hecho, mientras yo trabajaba en El Mensajero de Tierra Caliente ya admiraba al periódico Debate (así se llamó al principio y después cambió a El Debate de los Calentanos), por lo que cuando me ofreció el trabajo no lo pensé dos veces y acepté.

La libertad y la relajación con que trabajaba en mi anterior empresa de pronto cambió. Ahora tenía enfrente a un director que exigía perfeccionarme día a día; no aceptaba una nota mal hecha, y checaba no sólo la ortografía sino también la gramática y la cacofonía.

Al principio, lo admito, fue muy difícil para mí y hasta pensé en regresar a mi zona de confort, pero me quedé porque el sueldo era mejor, por lo que tuve que adaptarme a una nueva forma de trabajar, que a la postre, me sirvió para afianzar mi gusto por esta profesión que me sigue acompañando 30 años después.

Por pláticas con Juan Cuevas supe que antes de llegar a Ciudad Altamirano, el centro de la Tierra Caliente, trabajó en Iguala en el diario El Correo, de Don Raúl Velasco Vázquez (qepd) y en otros medios.

Pero fue en la región de Tierra Caliente donde comenzó a escribir su propia historia; llegó a picar piedra, a arar en tierra dura: en los años en que comenzó su aventura la gente no estaba acostumbrada a leer periódicos.

Aun cuando el periódico estaba posicionado en la región, a principios de los años 90, era muy poco común que la gente acudiera a un puesto de revistas en busca del periódico del día, por lo que Juan Cuevas forzó a la gente a comprar mediante la técnica del voceo que él mismo grababa en casetes que repartía entre quienes salían a vender en triciclos o en autos.

Sobra decir que entonces no había celulares, y por lo tanto tampoco internet ni redes sociales, por lo que la única forma de que la noticia llegara a toda la región calentana era mediante el periódico escrito y esa tarea la efectuaban, principalmente, quienes disponía de un auto para desplazarse a Coyuca, Zirándaro, Arcelia o a Huetamo, estado de Michoacán.

Incluso la primera vez que llegó el diario Debate a Tejupilco, Estado de México, con noticias de allá, fue cuando Juan Cuevas decidió enviarme como corresponsal; él mismo me hizo la mudanza en su camioneta; tal era la visión de crecimiento que tenía y la determinación para hacerlo.

No sería fácil para cualquiera iniciar una empresa periodística en una tierra donde la gente no quería leer, con altos índices de analfabetismo como los que había entonces, pero Juan Cuevas siempre mostró una voluntad inquebrantable y una fe a prueba de fuego que finalmente rindió frutos y convirtió su sueño en una empresa próspera.

Una vez en la cúspide, Juan Cuevas le puso precio a su publicidad comercial y política la cual no tenía lugar a regateos; sabía lo que valía su periódico y lo hacía respetar. Incluso, desde el principio tenía la política de no regalar un solo ejemplar, porque sacarlo a la luz costaba tiempo, dinero, aprendizaje y esfuerzo; además, “si regalas un ejemplar, no lo valoran”, decía.

Juan Cuevas vivió la transición de la prensa caliente (usaba tipos movibles de madera y texto impreso a partir de tiras de metal creadas en linotipo, y fotos salidas de bastidores al estilo serigrafía), pasó por el ófset (ya se usaba la computadora para formar las páginas) y alcanzó la era digital, la de las páginas web y las redes sociales.

Este 2 de octubre dejó el mundo de los vivos, pero su legado queda para la historia del periodismo no sólo regional, sino del país.

Al partir Juan Cuevas, las redes sociales fueron objeto de todo tipo de comentarios; su familia manifestó su dolor, y sus conocidos y ex trabajadores, su admiración. 

Una de las reporteras más completas que actualmente existen en la región, Urisa Garcia, describió a Cuevas Román como “un periodista completo, cubría eventos, redactaba notas, si faltaba el diseñador, sabía lo elemental para colocar textos y fotos, y sabia trabajar en la impresión del mismo, para que al día siguiente en los municipios escucharan el perifoneo de sus notas (…) nos compartió muchos de sus secretos para mantenernos en este ya riesgoso, pero apasionado trabajo”.

Por su parte, Roberto Alvarez Heredia, Vocero de Seguridad del Grupo de Coordinación Guerrero, se refiere a Juan como “un gran impulsor del periodismo en la Tierra Caliente (…) Desarrolló el oficio periodístico en una zona muy difícil pero lo hizo con inteligencia para llevar la información a todos los rincones de la Tierra Caliente”.

Juan Cuevas, una vida que termina, un personaje que se inmortaliza en los archivos del periodismo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *