BAJO FUEGO: Amenaza inminente 

El atentado contra el diputado federal Salomón Majul González, que generó preocupación en círculos políticos debido a la probable implicación de grupos criminales en el proceso político-electoral más importante después de la elección presidencial de 2018, cobró mayor relevancia a partir de la popularidad creciente del panista Marcos Efrén Parra Gómez.

Tal como pintan las cosas desde fuera, pareciera que la competencia electoral por la alcaldía de ese rico municipio -conocido mundialmente por su fina orfebrería de plata- se producirá entre Parra Gómez, quien goza del aprecio ciudadano por su gestión acertada como presidente municipal, y Omar Jalil Flores, el candidato del tricolor, a quien se atribuyen vínculos con el crimen organizado. 

Es del conocimiento de los servicios de inteligencia que los grupos criminales organizados han desplazado cada vez más sus intereses hacia el espectro político, en la búsqueda incesante de cotos de poder que les permitan garantizar protección a sus negocios ilícitos.

En los últimos diez años, la caída del negocio de la amapola -que les permitía proveer heroína al mercado negro norteamericano- les causó una merma sensible de sus ingresos.

Debido a ello, las bandas del crimen organizado se volcaron contra la población económicamente activa a la que extorsionan en el mejor de los casos y/o expolian de diferentes maneras.

En fechas más recientes, una forma novedosa que encontraron los bandidos para allegarse de poder y dinero ha sido la captura de los gobiernos municipales a través de políticos sucios que se prestan a ello, lo que les permite el acceso a las arcas municipales y el control de los cuerpos policiacos y, a través de ellos, del territorio.

Ni duda cabe que el municipio de Taxco es uno de los principales objetivos de los criminales, que para el efecto se han aliado con políticos o funcionarios carentes de escrúpulos que se prestan a los intereses nefastos de las bandas del crimen organizado, que en cada proceso electoral ven la oportunidad de acceder a las arcas municipales y, si es posible, del gobierno estatal.

Este pareciera ser el interés oculto tras el secuestro reciente de Salomón Majul, quien cuando pudo superar tan traumático evento -durante el cual le asestaron una brutal golpiza- se adhirió a la campaña de Marcos Efrén Parra Gómez, quien parece tener todas las de ganar.

Abonarían en el mismo sentido las presiones y amenazas contra diferentes liderazgos populares que se han inclinado por el candidato panista, procedentes según todos los indicios, de personeros de Omar Jalil Flores, quien de esta manera muestra su desesperación porque su campaña nada más no levanta, en contraste con la campaña 

del panista.

Si todas estas versiones tienen algún ingrediente verídico, como parecen tenerlo, estaríamos ante la coalición de políticos y criminales que buscan alcanzar la alcaldía pero sólo para expoliarla y enriquecerse con los fondos públicos, como ha ocurrido en otras regiones del país.

Todo este es un escenario peligroso para los taxqueños pero también, en lo general, para la ciudadanía guerrerense que sería un testigo mudo del avance del crimen organizado en el territorio del estado. En la región de la Costa Chica una situación así fue precisamente la que generó el surgimiento de los grupos de autodefensa -la legítima defensa de la población- para combatir a sangre y fuego a los grupos criminales que asolaban a la región. 

Eso da una idea de lo peligroso que resulta permitir la mezcla de intereses políticos bastardos con los grupos criminales. 

Y para muestra basta un botón: en Acapulco la Fiscalía General del Estado (FGE) capturó una célula del crimen organizado que horas antes había disparado contra un grupo de jóvenes que se preparaban para participar en un mitin de la candidata morenista a la alcaldía, Abelina López Rodríguez.

Los pistoleros dispararon a discresión contra los jóvenes, causando cinco heridos, entre ellos un niño. También resultaron heridas otras dos personas que viajaban en un camión del transporte urbano. Este inexpicable atentado tuvo mucha semejanza con un acto terrorista, con el agravante del ingrediente político-electoral. Indignada, Abelina citó de inmediato a una conferencia de prensa para lanzar acusaciones contra el PRI y sus candidatos.

Por fortuna, personal de la Fiscalía con apoyo de la Policía del Estado lanzó un operativo que horas después interceptó un comando de pistoleros del crimen organizado que admitieron ser los autores del atentado. De las investigaciones posteriores se podrá determinar quién ordenó la agresión. Formaban parte de la célula criminal un comerciante, un policía auxiliar y un policía municipal de Coyuca.

Sin embargo, la Fiscalía desmintió a la candidata al decir que los jóvenes heridos fueron víctimas del fuego cruzado entre dos bandas criminales. De todos modos, la Fiscalía actuó con prontitud para detener a los malosos. 

Lo mismo debiera hacerse en Taxco para detener a quienes están generando un clima de amenazas y agresiones que podría terminar muy mal.

¿O qué es lo que espera la Fiscalía para capturar a estos criminales y sus socios, que podrían causar más violencia por motivaciones políticas en este apacible municipio platero?

Es claro que la lucha por el poder, especiamente durante el presente proceso comicial, es también una lucha por la sobrevivencia política de los bandos en competencia. Véase si no el caso de Félix Salgado que, desquiciado por su ansia de poder -y de dinero hay que decirlo- plantó a su hija en su lugar en el febril objetivo de alcanzar la gubernatura.

Si los ánimos se están calentando desde ahora ¿qué se puede esperar durante y después de la jornada comicial?

De la misma manera en que actuó en Acapulco para detener a los agresores, la Fiscalía y las Fuerzas Federales deben actuar en el caso de Taxco. Tal vez nos llevaremos una sorpresa.   

 

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