Después de intensa y larga persecución legal, Bernardo Arévalo asume presidencia de Guatemala

Foto: Gobierno de Guatemala.

José Manuel Reyes Camero

Con más de ocho horas de retraso y durante los primeros minutos de este lunes 15 de enero del 2024, asumió la presidencia de Guatemala, el sociólogo César Bernardo Arévalo de León, ante las dilatorias maniobras, del llamado pacto de corruptos en el saliente Congreso.

Un retraso que en las calles desencadenó protestas y una declaración conjunta de jefes de Estado y altas autoridades de otros países, presentes para el acto de inauguración y luego de meses de una ofensiva judicial, atribuida a su promesa de combatir a los corruptos de la élite político-económica, de esta nación centroamericana colindante con México.

Con la mano izquierda sobre la Constitución y levantada la derecha, a las 0:20 horas del lunes 14, juramentó Arévalo como presidente de Guatemala para el periodo 2024-2028, lo cual por una ovación nutrida fue acompañada y en seguida, lo propio hizo como vicepresidenta, Karin Larisa Herrera Aguilar.

Tras la ceremonia, previsto estaba, que a la Plaza Central se dirigiera el flamante presidente, para pronunciar un discurso ante sus seguidores.

Prescribe la Constitución guatemalteca, que a las cuatro horas de la tarde del 14 de enero –a más tardar–, se debe celebrar la sesión solemne de toma de posesión, pero pasada esa hora, pendiente seguía Arévalo –filósofo de 65 años de edad–, de las maniobras del Congreso, en donde se retrasó, el nombramiento de nuevas autoridades de la cámara.

Después de cinco horas de receso, se reanudó la sesión para el periodo de los diputados salientes dar por concluido y que, minutos antes de las ocho de la noche, los 160 diputados del nuevo Congreso, fueran juramentados.

Pero antes, el Congreso –que dominado por conservadores, su mandato concluyó– aprobó con 83 votos, que los 23 diputados del Movimiento Semilla –de Arévalo–, como independientes sus cargos asumieran, por lo que, a la Junta Directiva no podrían optar ni comisiones de trabajo presidir.

Más aún, una vez instalada la nueva legislatura y en medio de la tensa discusión, en la que unos respeto exigían y otros gritaban “¡golpistas!”, para la integración de la Junta Directiva, encargada de tomar el juramento al mandatario electo, la Junta de Debate, a los diputados de Semilla negó la palabra.

Pero tras ásperos debates, por 92 votos ganó la presidencia del Legislativo, la planilla encabezada por Samuel Pérez ‐de Semilla–, a lo que, una cascada de impugnaciones de los congresistas del llamado “Pacto de corruptos”, siguió.

Al grito de “¡Sí se pudo!”, fue celebrado el resultado en el Teatro Nacional –en donde  listo para la ceremonia de juramentación, ya estaba Arévalo– e igualmente, festejaron miles en las calles.

Después, una moción aprobó el Congreso por 93 votos a favor, para reconocer como bloque legislativo al Movimiento Semilla, lo cual zanjó el camino, para la juramentación del también ex diplomático.

En medio de la parálisis, Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), ante la prensa leyó una declaración conjunta de jefes de Estado, cancilleres y altos funcionarios de otros gobiernos, que a la investidura acudieron.

Al Congreso de la República, un llamado hacemos a cumplir con su mandato constitucional, de entregar el poder a Bernardo Arévalo, presidente electo y a Karin Herrera, vicepresidenta electa, como exige la Constitución –señaló Almagro.

En nombre de todas las delegaciones invitadas y representadas, pidió el secretario de la OEA, que se respetara la voluntad del pueblo guatemalteco, expresada en transparentes, libres y justas elecciones, que por los observadores internacionales, avaladas fueron.

Más de 60 delegaciones internacionales llegaron a Guatemala, entre ellas, la de Colombia, encabezada por el presidente Gustavo Petro; de Chile, por Gabriel Boric; Costa Rica, por Rodrigo Chaves y de México, por la canciller Alicia Bárcena, así como representantes de Estados Unidos, la Unión Europea y la Organización de Naciones Unidas.

En X señaló Petro, que orquestadora de un golpe de Estado ha sido la Fiscalía y, la posesión del presidente electo, ha sido dificultada por el Congreso. A defender la democracia y el voto popular, se aprestaba la Corte Constitucional, poco antes de que una hora de plazo al Congreso diera ese alto tribunal, para que informara sobre el desarrollo de la sesión, que en la juramentación de Arévalo debía culminar.

Anunció Petro más tarde, que  en Guatemala se quedaría, hasta que Arévalo asumiera y, si hubiera sido necesario, su viaje a Davos, Suiza cancelaría.

En contraste, a esta capital abandonó Boric y dijo que  con Arévalo conversó, encontrándolo tranquilo, seguro de que asumirá como presidente de Guatemala, más allá de los burdos intentos últimos de algunos sectores, para impedirlo.

Se retiraron además, Almagro y el rey Felipe VI de España, entre otros invitados internacionales.

En la plataforma digital X, aseveró Miguel Díaz-Canel, mandatario cubano, que su apoyo reitera Cuba, a Bernardo Arévalo de León, presidente electo de la República de Guatemala e insta a respetar la voluntad popular, expresada en los resultados de las elecciones presidenciales.

Enardeció el retraso del Congreso, las protestas en los exteriores del recinto, adonde se trasladaron grupos de campesinos, que a la capital fueron para acompañar la toma de posesión, y defender la democracia.

Los manifestantes, que un intento de golpe de Estado denunciaron, entre la barrera policial a empujones se abrieron paso, para acercarse al Congreso y forcejearon con decenas de policías, que  dos cercos mantenían en la parte trasera del Palacio Legislativo, en el centro histórico de la ciudad de Guatemala.

Un tercer anillo de seguridad con agentes antidisturbios y policías militares, que  gases lacrimógenos emplearon, frenó el avance de la multitud, que trompetas de plástico hacía sonar y banderas de Guatemala ondeaba.

Al reanudarse la sesión legislativa, miles que en la plaza central capitalina se concentraron y en pantallas gigantes siguieron los debates en el Congreso, aplaudieron los nombres de los diputados nuevos de Semilla y abuchearon a los congresistas a quienes corruptos consideran.

Si ellos (el Congreso) no lo juramentan, como pueblo lo juramentamos nosotros –advirtió la alcaldesa de la alcaldía indígena de Utatlán Sololá, Dina Juc, que asistió  a la movilización.

Desde que era un candidato al que pocas posibilidades le daban las encuestas, hasta hacerse con el poder, el camino de Arévalo, estuvo marcado por una feroz ofensiva judicial: Órdenes de aprehensión, pedidos para que perdiera su inmunidad y hasta la manifiesta intención de la Fiscalía, de anular las elecciones.

Pese a todo, nutrieron su llegada al día de la investidura, el amplio respaldo popular en las urnas y en las calles, el ímpetu de las protestas indígenas y campesinas. Que vendrá la primavera, ha dicho Arévalo, evocando a los gobiernos de su padre Juan José Arévalo y de Jacobo Árbenz, ex presidentes de Guatemala (1945-1954), conocidos como los gobiernos de la revolución o de la primavera, dado que lideraron proyectos para  acceso a la tierra para campesinos, la inclusión de los pueblos indígenas y la creación del Instituto de Seguridad Social. (Con información internacional)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *