En 2024 con la reforma judicial, una dictadura controlará a la Corte: Ex Presidente de México; en 1994, reformó 20 artículos de la Constitución, jubiló a 26 ministros y nombró a 11, le reviraron

El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en conferencia de prensa del 18 de septiembre del 2024 en Palacio Nacional. Foto: Presidencia de la República.

*Asimismo, nombró a la mitad de los jueces de Distrito

*Diego Valadés Ríos –por ejemplo–, quien sólo 6 meses duró como ministro, se jubiló con pensión vitalicia

*Nadie calificó a Ernesto Zedillo de dictador ni se escandalizaron de ejercer un poder absoluto

José Manuel Reyes Camero

Ante la reaparición pública en México, del priista Ernesto Zedillo Ponce de León, Presidente de la República de 1994 al 2000, sostuvo el actual Presidente, Andrés Manuel López Obrador, que ello es expresión, de la crisis nerviosa del bloque conservador.

“Ahora sí vino y se desató. Y así está desatada toda la maleantada; por algo será”. Y como “su eminencia”, a él se refirió con ironía, el jefe del Ejecutivo federal.

Especial hincapié hizo el expresidente priista, en que con una fachada de democracia, al sistema judicial mexicano, destruirá la reforma al Poder Judicial –prosiguió diciendo, el mandatario López Obrador y, citando a Ernesto Zedillo:

El Ejecutivo y el Legislativo van a controlar a quienes aplican la justicia en nuestro país, lo cual es un acto de tiranía.

Asimismo: Cuando me di cuenta, el atropello constitucional que ha significado la aprobación de esta reforma, que iba a ser, tanto con la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados como con la gansteril mayoría calificada, me dije –a él mismo se dijo, aclaró el Presidente–: puede ser la destrucción de la República, que entre todos los mexicanos hemos construido; estoy hablando de un riesgo que se puede materializar, dado el contenido de esa reforma.

Un requisito de cualquier democracia real –prosiguió el citado Zedillo–, no es solamente que haya elecciones libres y con condiciones de competencia equitativas, sino también, que haya un tercer poder.

Los poderes Legislativo y Ejecutivo se determinan con las elecciones, pero se requiere que haya un poder independiente, que imparta justicia y esté también atento, a que con sus obligaciones constitucionales, cumplan los otros poderes del Estado.

Y esta reforma está muy cuidadosamente diseñada, para que los poderes Ejecutivo y Legislativo –que, evidentemente, en manos de un solo partido han caído– puedan nombrar, a quiénes tendrán la responsabilidad de ser juzgadores, en el sistema judicial.

Dirán algunos: No, lo que hace esto, es que a los jueces y ministros de la Corte los elija el pueblo. Bueno, eso es absolutamente una postura demagógica –concluye la cita a Ernesto Zedillo.

Por su parte, Ana Elizabeth García Vilchis, encargada de “Quién es quién en la mentiras”, en las conferencias matutinas del Presidente López Obrador, también señaló en la del miércoles 18 de septiembre del 2024 –celebrada en Palacio Nacional de la Ciudad de México–, que valdría la pena, refrescarle la memoria al expresidente Zedillo:

En primer lugar, no mencionó Ernesto Zedillo que –siendo él presidente– en 1º de enero de 1995, cerró la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

En 26 días, Zedillo jubiló a 26 ministros con pensiones jugosas y promulgó reformas a 20 artículos de la Constitución. Ahí nadie se escandalizó ni lo llamaron tirano.

Eliminó a la Corte, integrada por ministros nombrados por los presidentes Miguel De la Madrid Hurtado (1982-1988) y Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), impuso una corte a modo y se llena la boca, de decir que un poder autónomo debería haber.

Nombró el Presidente Zedillo, a los 11 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a la mitad de los jueces de Distrito y creó el Consejo de la Judicatura Federal. Los medios de comunicación no lo tacharon de ejercer un poder absoluto, ni de dictador y destruir la justicia lo calificaron.

Pero al expresidente Zedillo le decimos también –espetó García Vilchis–, que al espejo se habla él, cuando se rasga las vestiduras, por una supuesta sobrerrepresentación en el Poder Legislativo; qué descaro.

Omite decir que en 18 de diciembre de 1994, por 120 votos fue aprobado su proyecto de decreto, habiendo sólo ocho senadores de oposición, quienes al momento de la votación, abandonaron el recinto; es decir: 120 contra 8, con una ventaja de 112 votos.

En aquel entonces, 120 escaños del Senado estaban ocupados por el PRIAN, quienes por la reforma de Ernesto Zedillo, votaron 95 del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y 25 del Partido Acción Nacional (PAN), lo cual no impedía una integración monolítica de un poder legislativo, con atribuciones de revisar la constitucionalidad de los actos del Ejecutivo. Nadie los acusó de sobrerrepresentación ni de establecer la dictadura de la mayoría.

En 2024, 60 senadores tiene el Partido Movimiento de Regeneración Nacional; 14, el Partido Verde Ecologista de México y nueve, el Partido del Trabajo (total: 83 votos).

En contraparte, 22 senadores, el PAN; 16, el PRI y cinco, Movimiento Ciudadano (total: 43 votos, con una desventaja de 40). Señor Zedillo, ¿cuál sobrerrepresentación?, ¿no se mordió usted la lengua? Así de desmemoriado, anda el expresidente Zedillo –puntualizó Elizabeth García.

Asimismo, la reforma judicial de Ernesto Zedillo, en 26 días se aprobó, con regalo jugoso para ministros; Diego Valadés Ríos –por ejemplo–, quien entre enero y mayo de 1994 (durante el último año del Presidente Carlos Salinas), fungiera como Procurador General de la República y siendo ya nombrado ministro, seis meses duró solamente (mayo a diciembre de 1994), pero su pensión vitalicia, sí se le otorgó –concluyó García Vilchis.

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