Coyunturas Políticas: * Universidad pide más presupuesto * Trabas a Walton en Morena

A mediados de la semana transcurrida, 26 universidades suspendieron labores para demandar que el gobierno federal, el Congreso de la Unión o los senadores hagan algo por aumentar el subsidio del próximo año, que en algunos casos como el de la universidad guerrerense, significa disminución. El mismo jefe del Ejecutivo federal respondería que no cederá a presiones y que comparado con el año que concluye, en el próximo habrá aumento proporcional al índice inflacionario.

Para la UAGRO, la noticia que no habrá más financiamiento externo representa un enorme golpe porque, desde que se declaró popular y accesible por su carácter de gratuidad, los ingresos propios son pocos y sirven apenas para dar mantenimiento a escuelas y gastos menores (y aun así, provocan protestas). Ese es el principal problema: la dependencia del subsidio gubernamental.

Hasta donde lo registra la hemeroteca, a principios de la década de 1980 con el argumento que la universidad no cumplía con sus funciones académicas y más bien actuaba como partido de extrema izquierda, el gobierno federal le retiró el subsidio. Ahí se dio el extraño fenómeno que la institución pudo sobrevivir gracias, en parte, al subsidio estatal que nunca se suspendió. Aunque parecía que se trataba de una embestida contra la denominada entonces “universidad-pueblo” para exterminarla, no ocurrió así; tan pronto como la institución cambió su actitud beligerante, el subsidio regresó.

El daño moral estaba hecho: la universidad desistió en el futuro inmediato y mediato de realizar marchas, bloqueos, mítines y hasta reclamos, como lo hacía por cualquier motivo como apoyar a las guerrillas de Centroamérica de fines de la década de 1970. Lo poco que se dijo en un par de décadas posteriores a la retención de subsidio fue que requería más la institución, ya fuera por la cantidad de maestros o alumnos. La respuesta de la Secretaría de Educación Pública fue que el subsidio no aumentaba y que debería ajustarse. Es decir, limitar tanto el ingreso de docentes como de pupilos.

Ahora la universidad guerrerense afronta el problema de la virtual reducción de subsidio para 2020. Eso no ocurrió ni con los dos gobiernos federales panistas (aunque llegaron a proponerlo a diputados federales en varias ocasiones con pretexto de la disminución de ingresos por baja internacional del precio del petróleo u otra causa). Quizá se trata, según analistas internos, de una revancha del gobierno federal morenista, de izquierda declarada, contra el rector Javier Saldaña Almazán, a quien identifican como priísta porque su esposa Arely Almazán fue candidata plurinominal del partido tricolor al Congreso local.

Lo peor es que el subsidio disponible no alcanza ni para salarios y pago de prestaciones como aguinaldo y esta vez, como ha ocurrido años atrás, la administración central recurre al auxilio del gobierno estatal para poder solventar los pagos de empleados. Cruel paradoja porque en el pasado reciente, era el gobierno priísta el enemigo.

PASANDO A UN TEMA DISTANTE, Bertha Luján, candidata a dirigir al partido en el poder, el Movimiento de Regeneración Nacional, estuvo de visita en la entidad como parte de su recorrido proselitista y en la sesión de preguntas y respuestas con reporteros, en torno a la posible candidatura de Luis Walton Aburto en el 2021, dijo tajante que los estatutos partidistas establecen, a menos que haya una modificación pronto, que aquellos que pretendan candidaturas deben tener tres años de militancia. Eso sí que es un obstáculo para el exalcalde de Acapulco y exdirigente del partido Movimiento Ciudadano (no las impugnaciones de otros aspirantes), ya que precisamente botó su militancia para acomodarse en Morena hace un par de meses. Aunque se afiliara, no llegaría al tiempo mínimo requerido para ser nominado. El aludido diría escuetamente al respecto que esperaba cumplir todos los requisitos porque, aunque a veces lo rechace, busca ser de nuevo candidato a gobernador como ya lo fue en 2015