El Halcón Peregrino: El chantajista ante su espejo

En la mañana del pasado viernes 31 de enero, Óscar Andrés Flores Ramirez, alias El Lunares, uno de los cabecillas del grupo delictivo La Unión Tepito, fue capturado en Tolcayuca, en el estado de Hidalgo, por elementos de la Secretaria de Marina-Armada de México, las Fiscalías Generales de Justicia de la Ciudad de México y del estado de Hidalgo y la Secretaria de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, siendo trasladado en martes 4 de febrero siguiente, al Penal de Máxima Seguridad del Altiplano Sin embargo, en el pasado 8 de febrero, la Juez del Centro de Justicia Penal Federal del Reclusorio Oriente, ordenó liberarlo junto con otros dos detenidos, bajo el argumento de que la Fiscalía General de la República, no acreditó la legalidad de la detención.

Entre las diversas reacciones que está motivando dicha liberación en las redes sociales cibernéticas, en su mayoría molestas, destaca la de quienes defienden a los jueces, al amparo de la hipótesis referente a los juzgadores que son amenazados de muerte en sus personas y en sus familias, a fin de que resuelvan un caso en determinado sentido, al mismo tiempo que reprochan la incorrecta integración de las carpetas de investigación, por parte de los agentes del Ministerio Público a cambio de sobornos, actitudes que, dicho sea de paso, en la vida real pueden darse al revés o combinadas, es decir, puede suceder que el Ministerio Público integre correctamente una carpeta de investigación, y que el juzgador libere al imputado de la comisión de algún delito, sea por error o por dolo o mala fe.

Ahora bien, sobre el punto de dichas amenazas a los juzgadores, recuerdo un caso, allá por el 2005… Un pleito por una vivienda…

Una de las partes, la que no tenía razón, recurrió a un «padrino» que se encontraba preso…Éste llamó a la contraparte y, con detalle y tal vez pruebas, le dio al legítimo dueño de la vivienda, santo y seña de éste y sus familiares, de sus casas, bienes, trabajos, escuelas…

En fin, de todo lo que hacían y en donde se movían el y sus familiares, sugiriéndole que lo mejor era abandonar la disputa por el bien, a favor de su protegido…

A lo que el dueño del inmueble pidió unos días para pensarlo, regresando a la cárcel en la fecha fijada, en la que le informó al extorsionador, que él también había hecho sus investigaciones, dándole santo y seña de la conducta delictiva del extorsionador preso, así como de sus familiares, casas, bienes, trabajos, escuelas, etcétera… En fin, informándole de todo lo que hacían y en donde se movían sus familiares y algunos de sus cómplices…

Rematando su exposición el pretendido extorsionado, con esta pregunta: «¿Y ahora, dígame usted qué hacemos?»… El extorsionador preso, manifestó que no había ningún problema, y que él se hacía a un lado… Es decir, «los chantajistas también sangran»…

Y si eso pudo hacer una persona con recursos medianos, qué no pueda hacer un funcionario público, teniendo a su disposición algunos elementos de la infraestructura del Estado…

Claro que no todos los casos y las partes son iguales, se tratan de la misma manera, con tantas consideraciones y se resuelven sin violencia…

En este caso que se recuerda, tal vez faltaron algunos detalles, sobre la capacidad de la pretendida víctima, para proteger y defender a su familia y a sus bienes…

Pero el punto aquí, es eso, la actitud de -en caso de ser posible- proteger y defender hasta lo último, a la familia, el patrimonio y los derechos propios…

Recuerdo un pasaje de la obra «El Padrino», novela de ficción pero basada en una amplia y profunda investigación histórica y sociológica sobre la Maffia siciliana y sus ramificaciones en los Estados Unidos, por parte de su autor Mario Puzo, en la que el narrador cuenta que don Vito Corleone, «El Padrino», pensaba que en esta vida, hasta el hombre más sencillo, si está al tanto, puede hacerse justicia por mano propia en contra del poderoso, de ahí que nunca perdía su humildad…

¿Que eso sólo podría suceder en los Estados Unidos y no en México? Eso llegué a pensar alguna vez, dado el tremendo subdesarrollo económico-industrial de México, en relación con nuestro vecino del norte, pero poco a poco han ido descubriéndose interacciones entre ambos países, que tal vez se remontan hasta antes de sus estados actuales: entre Mesoamérica y Aridoamérica, es decir, antes de la invasión europea… Pero bueno, el punto aquí es que la impunidad sí puede ser combatida…

Tal vez muy difícil y en muy pocos casos, pero no imposible…

Salvo su mejor opinión, querido lector…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *